-¿Quieres que lo mate? ¿Por qué no lo haces?- Pregunté, tratando de no parecer demasiado dramática Sabía que tendría que matar gente, sabía que estaba en la descripción del trabajo. Pero seguía siendo algo a lo que no estaba acostumbrada -Para darte una lección, cariño. Si no puedes hacer esto ... entonces tal vez deberías seguir siendo la dulce y bonita esposa de Arlet- Las palabras de Sebastian, aunque crueles, fueron dichas con suavidad. Sabía que no pretendía ser duro, solo estaba diciendo hechos. Asentí con firmeza, sacando la pistola de mi cintura y le indiqué que abriera la puerta. Entré en la habitación fría y con olor a moho, me encontré cara a cara con u
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