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Todos los capítulos de Eres mi sueño: Capítulo 21 - Capítulo 30
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¿ está Marta?
Su teléfono comenzó a sonar, pero no me respondió, así que decidí regresar a mi casa. Por mis berrinches, me enfermaré. Estoy toda mojada. La lluvia no ayuda en nada. Lo único que me gusta realmente es que camuflajea mis lágrimas. Cuando estaba por dar media vuelta y enfrentar de nuevo a mis padres, Will me devolvió la llamada. -¿Sí, qué quieres? ¿Necesitas algo? -se oía molesto. -¿Estás ocupado? -le pregunté nerviosa al teléfono, sollozando aunque no quiero que se dé cuenta de que estoy llorando. -¿Qué te pasa? ¿Estás llorando? -relajó su voz un poco. ¿Tanto se me nota que estoy en un mar de lágrimas? Rayos, ¿cómo pudo saber? Trato de aclarar mi voz. Lo último que quiero es ser una molestia para él, ya que no quiero su lástima. -No, para nada. ¿Está Marta? -le pregunté tratando de cambiar un poco el tema. Lo escuché suspirar del otro lado. -No salió con su novio -dijo bajo. -Okay, podrías decirle que vine -trataba de alejarme de su casa. -¿Estás aquí? -escuché que algo cayó d
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Sé mi novia
Me gusta leer, en especial novelas románticas y de finales maravillosos. También me gusta caminar en la playa, sentir la arena entre mis dedos es maravilloso. Cerré los ojos y suspiré. Soy muy romántica, aunque a veces me hago la que las cosas románticas no le interesan para nada. -¿Te gusta el romanticismo? -dejó de hacer lo que hacía y estábamos los dos cara a cara, hablándonos mutuamente. -¿A ti no? -le pregunté y él desvió la mirada con una sutil sonrisa de lado. -No soy romántico, y no creo en el amor -dijo él sin verme a los ojos. -¿Por qué, te lastimaron? -no debo preguntar cosas privadas, pero soy muy entrometida. -¿Alguna vez has tenido algún sueño que se pueda hacer realidad? -me preguntó él. Si supiera que él es mi sueño. -¿A qué viene esa pregunta, William? -no quería ser tan franca y decirle que sí, que sueño contigo y las mil formas en las que lo hacemos. -Hace poco soñé que te conocí, y hoy estás aquí sentada en mi escritorio -¿Will sueña conmigo? -¿Qué soñaste,
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Ya se enteraron
No sé cuánto tiempo he dormido, pero la voz de Martha me saca de los brazos de Morfeo. - Ella despierta- me mueve Marta. - ¿Qué sucede? - dije mientras me tallaba mis hermosos ojitos. - ¿Se puede saber qué haces aquí y en la cama de mi hermano? - La mirada de Martha era profunda, parecía molesta de que estuviera en la cama de Will. Creo que si yo tuviera un hermano y mirara a su novia en su cama, no me molestaría. Aunque ella no sabe que somos novios, y además traigo la ropa puesta de Will. - Déjala dormir - dice William. Yo volteo a verlo y él me sonríe. Qué sonrisa tan más linda la que se carga el condenado. - Vení a buscarte y William me recibió - le digo poniéndome en pie de la cama de Will, como si fuera un resorte. - Ah, ya veo, ¿por qué traes puesta la ropa de mi hermano? - me apunta a la ropa. Me siento como si un detective me interrogara. - ¡Ya deja de interrogar a mi novia Marta! - dice William. Al parecer, no le gustó que me estuviera interrogando, pero la palabra "mi
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Nuestro primer día de novios
Al día siguiente, William pasó por mí muy temprano como habíamos quedado a las 8:00. Siempre llego tarde a clases, después de las 10... Creo que ser su novia me traerá cosas buenas. "Hija, te busca un muchacho", dice mi madre con tono sorpresivo. "¿Quién es, madre?" -dije con una sonrisa, aunque sé muy bien de quién se trata. "Dice llamarse William... que es tu novio. ¿Cuándo tuviste novio, Ell?". "Anoche, mamá. A partir de anoche, tu hija tiene novio. Va conmigo al instituto, así que no te preocupes. Es un chico y muy educado", le respondí con una sonrisa. Mamá me abrazó y me felicitó. Salgo de casa y me dirijo directamente donde está Willy y lo beso apasionadamente... "¡Tranquila, amor! ¡Tus padres nos están viendo!", dijo apuntando a la puerta de mi casa. "Te extrañé, Will", le dije con la mejor cara de felicidad sin parecer loca que pude darle. "Yo no, yo te vi en mis sueños", dijo él con una sonrisa tan pervertida que me sonrojé. "Seguro fueron buenos sueños", dije tímida
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El principio de la calamidad
Ya tenemos 5 meses de novios, todos apostaban que sólo duraríamos una semana, pero les hemos demostrado que vamos más allá... Hemos tenido altas y bajas, pero ya puedo decir que lo amo. Los dos nos amamos de tal manera que es muy difícil estar lejos el uno del otro, casi siempre estamos juntos. Las miradas de envidia han bajado, con excepción de Sara, ella sigue haciéndonos la vida imposible y metiendo cizaña entre nosotros cada vez que puede, aunque más conmigo, ya que cada día me dice que ha visto a Will con mujeres, pero Will me ha demostrado muchas veces que soy la única.... Hacemos el amor cada vez que podemos sin importar el lugar. Amo a ese semental. -Hola Elizabeth, ¿qué haces? ¿Quieres ir con nosotros de antro en un rato? - me pregunta Héctor. La verdad es que no tengo ganas de salir, Will tiene tarea atrasada que entregar, así que no lo veré hoy. -Sí, claro, iré con ustedes Héctor - a pesar de no querer ir, acepté. -Muy bien, ¿te parece si paso por ti? - me pregunta é
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Duele
Salgo corriendo de ese lugar sin siquiera mirar atrás. Me sentía tan triste, destruida. Solo quería que alguien me dijera que creía en mí, pero a ese alguien que quería no lo diría. Era más que obvio que me odiaba. Al contrario, se besaba con esa estúpida enfrente de todos los que una vez dijeron que él y yo no duraríamos. Esos que me dijeron que él me dejaría. Nunca en mi vida me había sentido tan humillada. Mientras corría sin parar para salir de ese lugar, escuchaba las burlas de todos. Corría tan rápido que no me percaté cuando mi cuerpo se impactó contra el suelo. Sentí un dolor muy fuerte en mis rodillas. Estaban sangrando. Me senté en el suelo con mis piernas dobladas y mi cabeza entre ambas rodillas. Ya no sabía qué dolía más, si mi corazón que estaba en el infierno o mis rodillas. -¿Estás bien? – fue lo que escuché cuando decidí alzar mi vista. Estaba parado justo frente a mí un muchacho de tez blanca. Llevaba pantalón deportivo, una mochila de ejercicio en su mano y una pla
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Daniel
Daniel: Estoy harto de esta escuela, ya no soporto este lugar. Solo estoy aquí por mi beca deportiva, la cual abrirá muchas puertas, pero si por mí fuera, ya no estaría aquí. Se escucha demasiado ruido hoy en el instituto, ¿qué estará pasando? Toda la mañana la gente no deja de murmurar de una tal Ell. Hasta donde tengo entendido, ella anda con el quinteto de demonios de la facultad de literatura. Pobre chica, no supo escoger bien a sus amigos. -¿Daniel, ya escuchaste lo que está pasando en el instituto? -me pregunta mi amiga Hilda. Ella es la única que me cae bien de ese maldito quinteto del mal... -¿Qué sucede, Hil? -pregunté mientras cargo en mi mano este balón que no solo es mi mejor amigo, sino todo lo que me importa para mi futuro. -Dan, lo que pasa es que se corre el rumor de que la novia de Will lo engañó. -¿En serio, Will tenía novia? -ya lo sabía, es solo que aún no puedo creer que el mujeriego más mujeriego de todos se haya calmado por una niña, seguro ella era muy esp
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William
No lo puedo creer, después de haber recibido ese mensaje con la foto de Ell entrando a ese hotel en brazos de Héctor, las cosas ya no volverán a ser iguales. Quisiera irme, quisiera desaparecer, aunque en el fondo quisiera creer, no puedo hacerlo, algo en mí me lo impide. Yo la vi, nadie me lo contó, la vi en la cama con Héctor... "Hermano, ¿dónde has estado?" -preguntó Marta. "¿Acaso te preocupas por mí, Marta?" -respondí sarcásticamente. Es obvio que nadie se preocupa por mí. La única persona en la que he confiado ha destruido por completo esa confianza. No podría decir lo mismo de mis padres, a los cuales sólo les interesa generar dinero y lo que yo pueda aportar a la compañía. Estoy harto de esto. Siento una gran herida en el corazón. Cuando creí que la luz por fin había llegado a mi vida, las tinieblas vuelven a aparecer. Es como si cayera en un pozo sin fondo. Cuando salí a estar en esas circunstancias, acudí al placer que me daban las mujeres. Me fallaba una tras otra sin imp
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Mi amigo Daniel
Alcé la vista a la entrada desde mi cama y lo vi, vi al chico de la escuela del cual yo me aferraba con fuerza. ¿Qué hace él aquí? Estaba muy confundida. -¿Qué haces aquí? -le pregunté mientras trataba de tallar mis ojos. Quizá, igual que todos, también ha venido a burlarse de mí. En mi casa, seguro Sara lo ha mandado. No tengo pruebas, pero tampoco dudas... -Ustedes dos se conocen? -nos interrogó el doctor, quien se me quedó viendo por unos segundos, después dirigió su vista al joven. -No -ambos negamos al mismo tiempo. -Solamente vine a entregarte tu mochila -dijo con una sonrisa ligera. -¿Mi mochila? -pregunté confundida. Ni siquiera me di cuenta de que la había olvidado en el instituto. -Sí, la olvidaste hoy en el instituto -dijo él como si supiera lo que pasaba por mi cabeza. "¿Será que no vino a burlarse de mí?", me cuestionaba a mí misma. -Qué amable eres, muchacho. Mi hija no se siente bien -dijo mi madre, y me sentí fatal al saber que ella no sabía para nada el motivo
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Es simplemente mi amigo Daniel
"Hija, levántate o no llegarás a la escuela", me dice mi madre tiernamente. "Mamá, ¿y si no voy?" Me tapo por completo con mis cobijas. No quiero salir de aquí, no quiero que nadie me vea de nuevo, quiero arrojarme contra un tren en movimiento. "Mamá, si supieras todo lo que me está pasando", me arrojé a sus brazos. "¿Qué tiene mi niña? ¿Aún te sientes mal?" Ella me acariciaba la cabeza. Siento que me voy a derrumbar y me convertiré en un montón de pedazos, me siento desvanecer. "Mamá, vámonos de aquí, ¡cambiemos de ciudad!" Digo luchando para que mis lágrimas no se desborden como cascadas. "Hija, ya no más, creí que te gustaba este lugar", ella se separa un poco de mí para verme a los ojos. "Solía gustarme, pero ya me aburrí. Por favor, madre, llévame muy lejos de aquí, ya no quiero estar en este lugar". No le puedo decir, no puedo decirle que el idiota de Héctor abusó de mí, y que el reverendo cabeza hueca de William no es capaz de creer en mi palabra... Ya así solía decir que
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