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Todos los capítulos de ESPOSO CRUEL: Capítulo 31 - Capítulo 40
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CAPÍTULO 30. UN INFIERNO EN LA TIERRA
Christian apretó sus manos enojado, debía controlarse frente a la arpía, le provocaba tomarla por el cuello y apretárselo hasta quebrárselo, pero no podía hacer eso, Lyn no le perdonaría acabara con la vida de su hermana por muy perra que está fuera. Había salido tan venenosa como su padre, no entendía como la mujer a quien amaba llevaba la sangre de esos malparidos.   —Entonces mi prometido ¿Lo tomas o lo dejas? Estoy esperando tu respuesta, puedo sentarme aquí, y esperar la llegada de mi hermanita con tranquilidad y te arriesgas a como reaccione y por más amor o ilusión que sienta por ti, terminará echándote a un lado, porque así es ella.   Pese a sus palabras, por dentro estaba aterrada, rogaba en silencio para que su hermana no se le ocurriera salir, porque quien terminaría siendo descubierta sería ella. Esperaba la decisión de Christian antes de verla salir, para su alivio, así fue.   —¡Tú ganas Lynda! En una semana
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CAPÍTULO 31. PACTO ENTRE HERMANAS
Lynda encerrada, miraba a todos lados buscando una manera de salir, le habían quitado su celular y ahora estaba allí, sin ninguna posibilidad de poder escapar, por eso debía enfrentar a su destino, el de casarse con quien sabe quien, para servir a los propósitos de su padre. No pudo evitar pensar en Abby, si ella estuviese en la ciudad, seguro la habría buscado y ayudado, pero ahora no tenía idea de dónde estaba, enseguida muchas inquietudes empezaron a rondar en su cabeza, ¿Por qué habría huido? ¿Será que Leonard le había hecho algo? ¿La echó?  Lamentó no haber tenido el teléfono disponible al momento de su llamada, porque así le habría podido hacerle todas las preguntas que la inquietaban. Tomó un cuaderno y un lápiz y comenzó a dibujar, a veces cuando se sentía agobiada le daba por hacerlo, de hecho ese era su pasatiempo preferido, sin darse cuenta dibujó el rostro de Christian, se lo llevó a su pecho
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CAPÍTULO 32. TRAMPAS
Christian salió de su oficina y condujo a su casa, tenía intenciones de cambiarse para salir con Lyn, había preparado una noche romántica en el apartamento que le obsequiaría y estaba muy emocionado con ese encuentro.  Por otra parte, tenía dos días sin ir a la mansión, quería darle una vuelta, saber cómo estaba Sally, su amigo lo había llamado, muy preocupado para decirle que ella se sentía sola, y deseaba regresarse a su casa, sin embargo, ante su situación de salud no era recomendable.Al entrar a la casa, le llamó mucho la atención la presencia de Sally en la antesala, como si hubiese estado esperándolo.—¡Sally! ¿Cómo estás? ¿Sabías que vendría hoy a la casa? —preguntó curioso, aunque sospechaba que su amigo pudo haberle co
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CAPITULO 33. COMPROMISO
Lynnet se quedó observando a Christian un poco contrariada, porque pese a estar desnuda frente a él, no tuvo ninguna reacción, aunque la miraba no se acercó a ella como esperaba, pero si vio su gesto de duda dibujarse en su rostro, eso la hizo temer no solo su rechazo, sino que terminara descubriendo la verdad. Por eso sin dejarlo pensar un minuto más se le fue encima, haciéndolo caer en el sofá.Se sentó a horcajadas encima de él, comenzó a desabrocharle los botones, abriéndole la camisa y pasando sus dedos por su escultural torso, acercó a su boca a la suya y lo besó, se abrió paso, introduciendo su lengua con desesperación, mientras movía sus caderas y rozaba su pelvis con su miembr0, sin embargo, sintió que la reacción del hombre no era lo que esperaba. Dejó de besarlo y lo observó con curiosidad.Leer más
CAPÍTULO 34. LA BODA
La rabia lo corroía por dentro como un ácido, abriéndose paso en su interior para explotar como un peligroso volcán, muy bien pudiera utilizar esa escena para romper ese compromiso y ser feliz con la mujer a quien realmente amaba, pero no, ahora más que nunca estaba dispuesto a hacer pagar a esa descarada por su comportamiento. Se acercó a ellos con rabia, sin decir nada agarró al tipo y le dio un par de golpes en el rostro, para luego agarrarlo con violencia por la solapa de su traje, mientras el hombre asustado, trataba de cubrirse el rostro. Sin embargo, ella no se alteró, solo sonreía satisfecha, como si estuviese disfrutando de la escena, lo cual hizo agitar más el enojo del hombre en su interior. —¿Cómo puedes ser tan descarada? —inquirió el hombre con desprecio, aunque no se esperaba el caradurismo de la mujer al responderle.
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CAPÍTULO 35. DESPLANTE
—Con la autoridad que me confiere la ley y la iglesia los declaro unidos en matrimonio civil y religioso, como marido y mujer. Al escuchar las palabras del sacerdote, Lynda sintió como un profundo miedo se instalaba en sus tuétanos, y tuvo la impresión de que le estaban dictando una cruel sentencia. Se giró hacia Christian, esperando le diera el beso que se daban los novios al terminar la ceremonia, lo vio inclinarse, más no se dirigió a su boca, sino a su oído, para quienes los veían pensarían se trataba de un gesto amoroso, más no fue así. —Bienvenida a tu infierno personal, esposa —agregó con sarcasmo. Ella sintió la sangre helarse en su interior, retrocedió un paso, pero al hacerlo se enredó con el ruedo del vestido, tropezándose y hubiese caído de bruces en el piso, si no es porque
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CAPÍTULO 36. OTRA VEZ NO, ¿POR QUÉ?
Lynda, sentía la boca furiosa de Cristian en sus labios, devorándolos con arrebato, aunque también sintió su cuerpo encenderse ante el contacto de las manos del hombre, pese a ello, no estaba dispuesta a que la trataran de esa manera, empezó a empujarlo con fuerza, para quitárselo de encima, pero él era más fuerte. Se aferró a su cuerpo, descendió por su cuello y como el vestido era obstáculo para tocarla, con las dos manos tomó los dos extremos del escote y lo empezó a destrozar.—¡No Christian! ¡Así no! —exclamó con un grito.—No te vengas a hacer la puritana conmigo, no recuerdas que te vi revolcándose con ese hombre el mismo día de nuestro compromiso y esta noche abrazada con ese niñato, seguramente si me tardaba unos minutos, te hubiese encontrado ret
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CAPÍTULO 37. CONGELADA
Christian se quedó en la sala, escuchándola golpear la puerta con fuerza, aunado a sus gritos pidiendo ser sacada de allí, por un momento estuvo tentado a subir, abrazarla para calmar sus miedos, sin embargo, al final resistió el impulso, se quedó abajo con la mirada perdida. No sabía lo que le sucedía, su vida era un mar de confusión y aunque intentaba  aclarar sus tan confusos pensamientos, estos terminaban cada vez más enmarañados  “¿Cómo puedo sentirme de esa manera? ¿Se supone que amo a Lynnet ¿Por qué entonces siento esta necesidad de estar con Lynda y protegerla?” Se meció los cabellos en un gesto de frustración.Había decidió quedarse en la sala, sin embargo, sus planes quedaron frustrados, cuando su celular comenzó a sonar, por un momento lo vio como si de un animal v
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CAPÍTULO 38. PROFUNDA DECEPCIÓN
Christian salió del departamento que le regaló a Lyn. Comenzó a conducir sin rumbo fijo, se sentía confundido, tenía la sensación de haberse perdido. Sin darse cuenta terminó en la cabaña donde estuvo por primera vez con ella, lo sucedido ese día inundó sus pensamientos, todo pasó en su mente como una especie de película, cuando terminó entregándose a él, seduciéndolo con sus ocurrencias, sus caricias, dándosela de atrevida cuando en realidad era inocente y nunca había estado con otro hombre. Paseo por cada rincón de la casa, terminó sonriendo en cada lugar donde recordó haber estado con ella. ¿Será posible que Lynda fuera ella? Se preguntaba, sin embargo, recordó a la mujer que llegó a su oficina con aires de superioridad e insultó a todos en la oficina, esa era
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CAPÍTULO 39. ACTOS DE CRUELDAD  
Isaac vio a Lynda despertarse y cerrar los ojos de nuevo, para hacerse la dormida, justo luego de haber escuchado las palabras de Christian, sintió empatía por ella y decidió ayudarla. —¿Por qué no me haces un café? Es lo menos que puedes hacer por mí, vine ayudarte, aun cuando pasé toda la noche despierto, atendiendo un parto muy complicado, no me he podido tomar ni una sola taza, eso me produce dolor de cabeza y mal humor. Christian se quedó viéndolo con duda, porque no quería dejar a Lynda con su amigo, era uno de los hombres más peligrosos que conocía, solo se tardaba diez minutos en seducir a una mujer, extendió la mirada hacia su esposa, como la vio durmiendo afirmó con la cabeza, sin pronunciar palabra, salió de la habitación. Cuando Isaac vio que se quedaron solos, le habló a la
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