Al cabo de quince minutos Alba, volvió a aparecer en la sala. A Santiago, la mirada se le iluminó al verla con un hermoso vestido palo de rosa, elegante, pero sencillo, la falda acampanada llegaba hasta las rodillas de su novia, el vestido no tenía mangas, y el escote era discreto, lo que más conmovió a Santy, fue verla sonreír a gusto. Entraron de nuevo al ascensor, fue ahí que él, la tomó por sorpresa, aprisionándola a su cuerpo, robándole un apasionado beso que provocó que Alba, temblara por la intensidad. La chica se llevó las manos al pecho al momento que las puertas del elevador se abrieron, soltó un respiro, la caricia de Santiago le había robado hasta el aire. Una vez que llegaron al estacionamiento, él se acercó a su chica. —Te ves espectacular —susurró en el oído de ella, ese acto le erizó la piel a la joven. —Gracias, tú te ves increíble —musitó Alba con una
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