Pasado y presente.Santiago de Chile, años después.Cualquier persona, cualquier ser humano que hubiese vivido la maldad en carne propia, se rompe. Algo deja de funcionar como es debido y todo transmuta. Nada será como lo era antes, nada tendrá el mismo sentido.En algún punto, las personas con poder creen tener el control absoluto sobre cualquier cosa, cualquier situación, incluso sobre otro ser humano. La ambición, la riqueza, los dejan ciegos, pero con un instinto avasallador, incitándolos a ansiar más, mucho más. El hambre despierta y es inevitable contenerlo. La sed es descomunal. Asimismo, las emociones y sentimientos son enjaulados, despojados y solo queda... vacío. Vacío que necesita ser llenado con otras cosas, utilizando métodos no convencionales, llegando al punto de no importar si estos son sádicos. El egoísmo gobierna, tomando posesión de
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