Darío encontró en la amistad de Emma, la sensación de hogar que le faltaba. Era su amiga, su confidente, su hermana casi por adopción. Con ella se sentía contenido. Nunca le había pasado con anterioridad, tenía a sus hermanos y primos, amigos del colegio, de la facultad, sin embargo, con Emma todo era especial. Porque ella lo era. En poco tiempo la conoció muy bien, y lo atribuía a su forma abierta y honesta de ser.Era un ser absolutamente transparente, sin malicia, que siempre buscaba la bondad en todos los actos de la vida. Siempre una sonrisa, una palabra de aliento, la ayuda sincera sin pedir nada a cambio. Ella era sinónimo de luz.Y Emma por su lado, descubrió en él un hombre fuerte y un hombro atento. Eran tan parecidos en tantas cosas, tan distintas en otras. Él era tan práctico y ordenado, tan lógico. Y ella tan soñadora.El viaje en subte de
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