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Todos los capítulos de Deseo implacable : Capítulo 11 - Capítulo 20
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11. Diosa (p2)
—¿Por qué no vas escogiendo algún traje para ti? Luego iremos a escoger las máscaras. — Decía tan tranquilamente mientras se probaba un vestido en el probador, pero honestamente, mi respiración se aceleró en cuanto volteé a ver por inercia en dirección de un lugar, viendo con fijeza un vestido de satén rojo vino de mangas descubiertas. —¿Nate? La voz de ella parecía lo suficientemente lejos, mi mente divagaba entre los inhóspitos lugares de mi pasado, en la última gala a la que fui con... ella. La mujer que me enseñó la palabra AMOR, le gustaba usar ese tipo de vestidos solo para ser quien impresionara a los demás, me acerqué inconscientemente y leí la etiqueta que tenía un nombre. Danissa, comúnmente el nombre de ella comenzaba a perseguirme como alguna enfermedad y me molesté, pero no sabía si era por oír y ver su nombre en todas partes o por el hecho de que ella llevaría el vestido que me dejó inmerso en mis pensamientos. A Lana se le vería herm
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12. 75 horas
La orden para llevar a cabo la misión fue dada, tuvieron que hacer un despiste para la hija del director, quien pareció caer y terminó mandando a hacer dos equipos. Debía admitir que tenía vocación para esto, su voz de mando era incluso impetuosa, tal cual ella, como la de una líder y me cuestioné, si realmente es tan buena en lo que hace ¿Por qué el director Jenkha la quiere fuera de la misión? Me guardé mis dudas para mí mismo y continué con mi tarea. No estaba dentro de la casa, me encontraba preparando las armas que llevaría y la camioneta en la que iríamos varios. Me saqué el traje blanco que llevaba puesto y terminé cambiándolo por un camuflado negro de pies a cabeza. Para cuando los demás salieron, me monte en la camioneta listo para partir una vez que subiera el equipo principal. La puerta del copiloto se abrió y mi hermano menor entró acomodándose la cachucha negra, me extendió su mano y vi un estuche de lentes digitales/escáner. —El director te asig
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13. No hay calma, hay dolor y culpa
—¿Hacer un trato como ese? ¿Qué pasó por tu cabeza cuando accediste a esa locura? Damián preferiría mil veces dejar morir a la hija de Dorian, que entregar a su propia hija. — Espetaba el alemán con nacionalidad francesa. —Yo tampoco aceptaré algo como eso, ella es...—Ella es una agente más, igual a nosotros ¿Qué problema hay en que se enfrente a un mercenario como ese?— increpé sacado de onda. —Digo, la mujer fue entrenada por los mejores en Hong Kong, tiene un historial sorprendentemente perfecto y nunca ha perdido una batalla ¿Por qué esta sería la excepción?Friedrich se presionó el tabique y dio media vuelta como si necesitara dejar de verme por un momento y contener lo que fuese que estuviera conteniendo. Yo en mi caso, pasé el vaso de cristal por mis labios y saboreé el líquido amargo. Ne
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14. Culpa y accidentes
48 Horas restantes.—¿Murió?— Inquirí, mi padre me miraba sin poder creérselo. Se colocó ambas manos en las caderas y miró el techo resoplando.—No— Dijo. Sentí alivio cuando lo escuché, pero pronto como este llegó, se esfumó ante su mirada. —...pero la dejaste sin cuerdas vocales, con una contusión en la cabeza y hemorragia interna. ¿Qué pensabas al hacer esto? Seis malditos años debieron ser suficientes para que controlaras tu ira, te mande a amaestrar para que fueras respetada y admirada, no temida y deshonrada.— Exhaló hondo, se pasó la mano por el rostro y me tomó de los hombros deteniendo mi constante movimiento. —¿Qué provocó esto? Necesito que hables, Danissa, porque no seré capaz de encubrir esta mierda por ti.—¡Soy tu hija!— Reprochaba casi
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15. Los mejores no se esconden, enfrentan sus luchas
24 Horas restantes.Llámale Karma, merecido, o consecuencia, igual son lo mismo con diferentes conceptos. Los actos causados sin pensar, sin ser analizados antes o sin sopesar los efectos que podría tener, suelen hacerte pagar duramente. Abrí mis ojos, la vislumbra en ellos me evitaba ver en donde me encontraba, pero por lo que podía captar, era blanco, quizás algunas decoraciones azul celeste o rey.Parpadeé unas tres veces seguidas hasta que pude ver bien. La habitación olía a alcohol etílico y medicina, no me equivoqué en el color, era blanca y tenía unas que otras líneas en las partes superiores que daban al techo, volteé y el dolor de cabeza me hizo quejarme. Mi mano derecha tenía un aparato que se conectaba a una intravenosa, me lo removí al igual que las sábanas que me tapaban. Bajé de la camilla y me apresuré a la puerta, pero ah&
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16. Cambio de planes
Abrí levemente mi boca sorprendida, en mi vida entera, nadie me había tratado como Nathan lo hacía, muchos hombres rogaban por una sola noche conmigo, muchos me deseaban y algunos hasta envidiaban al afortunado que tuviese mis ojos encima de él, sin embargo, Nathan Fabré me miraba con repudio, como si fuera algún tipo de puta barata. Sí, lo sé, podía ser una hija de puta, pero ¡No una puta!Me removí incomoda por la fuerza de su mano en mi muñeca, el hombre era fuerte y aunque yo también, él me seguía ganando en fuerza por tener huevos y pene.—¿Quién cojones te crees para tratarme así?— Despotriqué soportando el dolor, seguro dejaría una huella que detestaría. —Suéltame ahora mismo, Nate, que no respondo y ya viste que puedo ser una desquiciada si se me da la gana.—Ya somos dos locos, e
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17. Cambio de planes (p2)
Nathan insistió en que fuera su acompañante y por más que me negué, terminé accediendo como si nada. Lo miraba atento a su trabajo desde el retrovisor, manejaba con los ojos puestos en la carretera, en lo que yo me deshacía de la ropa casual que llevaba y me disponía a colocarme el enterizo. Sonreí un poco cuando lo capté desviando su mirada y en el proceso, el imbécil estuvo a nada de chocar.—La mirada siempre adelante, Fabré— Dije divertida y él solo bufó en respuesta.Cuando me termine de cambiar, pase mi cuerpo al asiento delantero y me senté en el como si nada, revisando las armas que yacían en mi bolso. Me di cuenta de que una ametralladora se encontraba ahí mismo y la miré ceñuda.—Odio las ametralladoras— Confesé, vi a Nate sonreír como un ególatra.—Esa no es para ti, Cap
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18. El pum de la bomba del engaño
Estábamos en la cubierta, él me sostenía ambas muñecas en el piso de madera y me miraba con la dureza de un Iceberg tratando de no desquebrajarse por la ira surgida. Escupí en su rostro y en ese momento, después de limpiarse con una de sus manos rápidamente, se inclinó sobre mí y sentí el roce de sus labios sobre mi mejilla hasta llegar a mi oído.—Vuelves a atacarme y te aseguro que te haré miserable— Susurró con hostilidad, pero manteniendo la calma. —No toleró este tipo de imprudencias y...—¿Piensas darme órdenes? ¿A mí, Danissa Jenkha?— Reí satírica. —No te equivoques, francesito de mierda, que no soy como otras que se dejan dominar, yo dominó, yo doblegó y tiro la bala que mata al enemigo.La cercanía no me pasaba desapercibida, su toque tampoco y pese al momento
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19. Misión (p1)
Me susurraban hacer una locura, me pedían con anhelo arremeter contra él y golpearlo sin parar, pero me contuve y seguí mi camino con sus pasos siguiendo los míos. Dijo un par de palabras que me amenazaban con acabar con mi paciencia y enfrentarlo, pero entonces, Natasha apareció sonriente dirigida hacia el susodicho y se acercó a él, moviendo de un lado a otro sus caderas, demostrando su lado ruso.—Te extrañé anoche ¿Dónde estuviste?— Quiso saber y yo también, le agradecí silenciosamente por su pregunta.—Había asuntos importantes que resolver— Me daba la impresión de que esos asuntos se trataban de algo que no tenía que ver con misiones ni la agencia, algo más personal. —Si me permites, tengo algo que requiere mi atención.Lo escuché mientras caminaba en dirección de la tercera planta y me ap
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20. Misión (p2)
Media hora más tarde, los tres agentes que reclutamos estaban en hilera con la expresión seria y atentos a nuestras palabras.Danissa había traído a Natasha SmirnovFriedrich a Greg KavanaghY yo al agente ya antes mencionado, Noah Swan.—No es queja, pero ¿En verdad son tan machistas que prefirieron a agentes de su mismo género?— Ladeé la cabeza ante la pregunta de la princesita-reina de la entidad e hice un sonidito asemejado a una risa irónica. —¿Qué?—Aquí y ahora no importa eso— Contestó Friedrich ciertamente hastiado con ella.—Sí que importa, deberían ser tres y tres, igualdad de género, se le llama— Contestó la pelirroja con una molesta sonrisa que hizo bufar a Friedrich.—Esto es lo que hay y si no te gusta no es problema de nadie en este lugar— Dije yo y la Cape
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