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Todos los capítulos de Un reinado para la reina: Capítulo 11 - Capítulo 20
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-Recibí esta carta hoy –le conto Gregory, dándole un papel a Deán –. Contiene cosas que dice que usted no es propietario de su territorio como tampoco sus datos están en el registro de identidad de Escocia.— ¿Eso perjudica a algo? –Cuestiono Calvin desarrollando su diploma de abogado –La casa está a mi nombre y es por eso que estoy aquí.—No fue solo por eso que están aquí, queremos saber la nacionalidad de usted señor Marshall, que usted no se registrara en el registro nacional después de vivir dos años en Edimburgo es extraño. Incluso puede ir preso por falsificación de identidad, usted no tiene deudas y es una persona que no tiene problemas con nadie. Es tanto su problema que la señora Adaira Campbell tomo cartas en el asunto.Deán se había quedado completamente blanco.— ¿Adaira…Campbell? –Calvin miro atónico al abogado, la última vez que había visto a Adaira fue cuando ella tenía dieciséis años y el dieciocho.—Si señor; la primogénita de nuestro
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-¿No debería esperarlo? Como a la mayoría de los hombres le gusta tener la compañía femenina, a una mujer también le gusta la compañía masculina.Él pensó que Adaira seguía siendo aquella mujer espontanea que conseguía lo que quería y esta vez el aceptaría.—De hecho, estoy dispuesta a hacerle una oferta todavía mejor –añadió ella con voz suave y los ojos brillantes.— ¿Una oferta que no podre rechazar? –replico él.Deán iba a admitir lo que ella había sospechado desde un principio. Quería acostarse con ella y que no hacia eso solo porque tenía problemas con su estadía en escocia. Era una chantajista y una completa hipócrita. ¡Qué mal gusto tenía con las mujeres! ¿Cómo podía sentirse atraído por alguien tan despiadada?—Si accedes a casarte conmigo hasta dos meses, al final del segundo mes hare que todo esto no interfiera en tu vida y recibirás una buena cantidad de dinero –le propuso Adaira en voz baja.Deán sabía que no había sido el mismo desde
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Sobre todo, una garantía donde no me quitaran mi casa ni seguirán indagando en mi vida privada. Independientemente de lo que ocurra o no ocurra en el periodo de casados no seré su servidor o concubino, como lo quiera llamar, sino que seré su esposo y no tendrá derecho a mandarme. –propuso el con la boca seca, sabiendo que aquello era lo más importante.—Por supuesto –le aseguro Adaira, ofendida por sus palabras.Le había ofrecido dos meses de lujo inimaginable en su palacio, era una invitación por la que muchos hombres hubiesen matado, y él le hablaba de pasar allí el tiempo acordado como si hubiese hablado en entrar a una prisión. Y, lo que era peor, estaba poniendo en duda su palabra.—Pero yo también espero que me des garantías…Deán tomo aire tratando de controlar su pulso. Tenía la boca muy seca, un cosquilleo en el estómago y los músculos de la pelvis completamente contraídos. — ¿De qué tipo?—Tendrás que comprometerte de desempeña
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Pero durante la semana siguiente, cuando Deán se enteró exactamente cuál sería su papel como acompañante de la multimillonaria escocesa, se sintió de todo menos tonto. En primer lugar, aguanto una estresante visita de un abogado de la capital que se presentó allí con un documento de diez páginas que este describió como un contrato de trabajo y en el que se detallaba que Adaira esperaba de el: una imagen perfecta, educación y una buena disposición a la hora de complacerla y a sus invitados como acompañante o anfitrión, puntualidad, un buen consumo moderado de alcohol y ningún consumo de drogas. Si cumpliese esas obligaciones como era debido, después de dos meses recibiría una buena suma de dinero a cambio.Lo de la imagen perfecta hizo que Deán se sintiese humillado, a Cristal le gustaba que se dejara su barba. Pero después se dio cuenta de que no recordaba cuando había sido la última vez que se afeito. Así que cuando la secretaria de Adaira lo llamo para decirle que tenía una
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-Háblame –le pidió –. Cuéntame porque quieres casarte con una persona pobre y no alguien que este a tu altura, a la altura de una reina –dijo con desprecio cada palabra.Adaira eso la desconcertó, nunca ningún hombre le había preguntado algo sobre su vida. El dinero y el sexo eran una buena combinación para hacer olvidar a cualquiera y no ver los problemas de ella. Ella creía que ya el tema de casamiento toda la población lo sabía y el solo preguntaba para burlarse de ella y eso la molesto.—Estoy segura de que en realidad no te interesa el tema.—Si no me interesase, no te lo preguntaría.—No sé –respondió ella –. Es muy sencillo. Cuando vienes de la realeza todo tiene ciertas reglas, ahora debo hacerme cargo de mi hermana menor y debo tener alguien a mi lado que no piense en el poder.Pero tú sí; pensó Deán.—Fue bueno eso. Eres joven y sacrificas tu libertad…—La libertad está sobrevalorada. Para mi es importante mi reinado y mi famil
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Salieron del restaurante, y en la calle mal iluminada, una onda de personas con sus teléfonos los esperaba. Los gritos de emoción y aplausos no se hicieron esperar. Adaira saludo y sonrió a todos. —Princesa, ¿Podría responder unas preguntas? –un reportero llego hasta ella al recibir el asentimiento y los guardias dejarlo pasar –. ¿Tiene pensado algún proyecto para la ciudad y todo el pueblo escoces?—Por supuesto que sí, una nueva Era comenzara en mi reinado y espero estar a la altura de las exigencias del pueblo. Nuevos planes llegaran hasta los lugares donde mis ante pasados olvidaron, convirtiéndolo en un país de riqueza. Los ojos de Deán no perdían ningún detalle de la princesa, ¿Cómo podía fingir tan bien esa sonrisa cálida que les daba a los niños? El reportero miro a Dean y no perdió su tiempo en preguntar por él. — ¿Pronto habrá una boda o llegara a la corona siendo una reina sin consorte? —Él es Dante...mi pr
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—Tanto mejor, porque yo jamás saldría con uno –le contesto en voz baja. — ¿Por qué no? –le pregunto Deán, empezando a relajarse mientras la estudiaba con la mirada. Parecía agotada, su cabeza de cabello negro colgaba del esbelto cuello como una flor rota, como si le costase demasiado esfuerzo sostenerla recta, y Deán casi se sintió culpable porque había estado a punto de perder los nervios con ella. Adaira estaba conmocionada. No recordaba haberse sentido nunca tan confundida. Deán solo tenía treinta y cinco años, nueve años mayor que ella. Así que no podía sentir pudor ni miedo de estar con alguien menor y más mayor que ella. — ¿Por qué no? –repitió Deán por curiosidad. Nunca había sentido tanta curiosidad por una mujer más que ell
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El guardia cerró la puerta con llave por orden de Adaira. El hombre la escolto en silencio hasta el dormitorio. Ella entro sin fuerzas, enfadada y vacía al mismo tiempo. El guardia por primera vez la miro con lastima desde la puerta mientras ella se metía dentro de la cama y empezaba a sollozar. Dudo, mirando de un lado y del otro. Cuando vio que no había nadie en el corredor, entro y cerró la puerta a su espalda. —Lo siento, señorita –le dijo. Adaira se quedó congelada; su cuerpo tenso al notar la pena en aquella voz –. La señorita Bonnie aun es joven y quiere experimentar muchas cosas de la que fue negada, trabajo junto a usted desde que tenía veinte años ¿Recuerda cuando usted tomo de más por primera vez? No tenía a sus padres allí pero después de muchas caídas aprendió. Adaira se dejó ir en una risa
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Adaira desapareció cuatro días después de aquello. Dean los paso encerrado en su habitación, aburrido y en algunas ocasiones se escabullía al despacho para seguir con sus obligaciones legales de su empresa. ¿Qué había pasado? ¿Por qué no daba señales de vida? Los únicos rostros que veía eran de Joel, el guardaespaldas y Bonnie que se había hechos amigos. El primero cuando acudía a llevarle los reportes de cada cosa que sabía de Adaira y los lugares que visitaba, sin embargo en este viaje ningún guardaespaldas más que su jefe de seguridad la había acompañado al misterioso viaje que tenía intrigado a Dean. Y la segunda solo la veía cuando bajaban en el día a compartir mesa y algunas veces se juntaban a beber juntos. Pero Adaira no iba hasta el en busca de placer. ¿Se había cansado? La noticia que ambos estaban comprometidos había llegado a oídos de todos, alegrando a su pueblo por tener a sus reyes juntos. Nuevamente desesper
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Dean camino con Adaira agarrada a su brazo, se sentía extraño. En realidad, hacia cinco días que se sentía así, desde que se había acostado con ella por última vez. La estudio a escondidas, fijándose en la delicadeza de su perfil, en su sedoso cabello negro, en su cuerpo. Aunque Dean vio que no le gustaba estar allí, no pudo evitar sentir una mezcla de deseo y satisfacción. Aparto su mirada y vio donde Megan y Bonnie platicaban en susurros alejadas de todos. No quería tener una mala impresión pero en el momento que había visto a Megan comprendió que algo sucedía en ella. Adaira miro a Dean de reojo, rindiéndose a su terrible fascinación que literalmente la consumía en su presencia. Sintió su preocupación y pensó en que estaría pensando. Luego se arrepintió al ver donde tenía su mirada. No que
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