Cuando iba camino a clases, en compañía de papá y Emanuel, pensaba en el relato de mi mamá. La vida podía ser muy cruel y de pronto hermosa, para mis padres la suerte había dado un giro violento, un giro que los había sumergido en el amor, un bálsamo de paz luego de rechazar a sus familias y de ser rechazados por ellos, su amor y el nacimiento de sus dos hijos les traía dicha. Pero ahora, mamá prendía que yo fuera fuerte, que fortaleciera y respaldara a mi familia, ¿con qué fuerzas? ¿Con qué edad? ¿Con qué supuesta madurez? Lucía cansada los mediodía, papá y yo hacíamos el almuerzo y muchas veces las cena, no quiso regresar a las terapias, así que el doctor Caster estaba en casa muy temprano en la mañana y bien
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