Daniel Santos regresó a la mansión sólo para recoger sus cosas, y se prometió a sí mismo no volver a esta casa nunca más. En cuanto se graduara, se iría a otro lugar. No podía seguir en un sitio donde cada pared, cada mueble y cada cuadro le recordaran a su verdugo.A Jorge simplemente lo llamó disculpándose por dejarle el trabajo tirado, inventó una excusa y tomó su vuelo de vuelta a Boston el mismo día. No vio a Diana para nada. Mejor.Se sentía triste, herido, decepcionado.Al regresar a Boston, y a las clases, todos observaron a un Daniel muy diferente al que solía ser. Había cambiado su manera de vestir, de llevar el cabello; ahora tenía la frente despejada y lucía ropa de excelente calidad, y sonreía más, asistía más a las reuniones y fiestas, y descubrieron que era, además, un tigre
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