La mañana comenzaba calurosa, el viento seco chocaba en los grandes ventanales haciéndolos estremecerse, el sueño picaba sus ojos provocando que los tallara con violencia, se sentía cansada, había estado meditando la noche en vela sobre las sumamente misteriosas palabras de Belmont Fortier, Auguste Dupont, lo había observado un largo rato tocando aquel piano, descubriendo lo muy distinto que se apreciaba cuando tocaba el hermoso instrumento, parecía una persona demasiado diferente, era como si un aura de conmovedora sinceridad, lo rodeara aislándolo del resto del mundo, como si, por aquellos momentos, fuese el mismo para sí mismo, quitándose de encima la mascara del Ceo multimillonario y hombre de negocios, para ser quien verdaderamente era en realidad, era algo complejo, difícil de entender, pero de algún modo sabia, que aquel que había visto tocando el piano con la maestría que har&ia
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