Salimos de la comida con la esperanza de que la noche terminara tranquila, estando cada uno en su casa arreglando los inconvenientes y así estaba menos preocupado por todo lo sucedido, metiéndome en la mente que debía ir por un celular. Sin embargo, no sucedió como se tenía planeado cuando un ladrón decidió robarme mi bolso, estando con Martin quien se colocó pálido porque no quería que culpara su compañía para tener la sal de tener doble robo, la ventaja es que no había comprado celular todavía, aunque se recuperó el bolso; nos encontrábamos en este momento los cinco en una cárcel, si señores cinco… El ladrón, Martin, Adrián, Sirena y yo causando una mezcla de sentimientos y escalofríos, más porque no nos querían soltar a pesar de que todos estábamos de acuerdo que solo existía un ladrón, por el simple hecho de haber hecho desorden en público.— ¿Estas bien? — Preguntó Martin donde asentí agradeciendo por su preocupación —, No me vayas a odiar, nunca te he querido causar esto — Afirm
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