XXXI. ENFERMA
Seguimos en la carretera y Charles, no interrumpe el silencio cómodo en el que estamos, es por eso por lo que él era el mejor para acompañarme, la tía Mary, ya me habría vuelto loco con su parloteo.No tengo idea de cómo Naobi, llego hasta éste pueblo, está bastante retirado del centro de la ciudad, de hecho, si no me dejo guiar por el GPS, no creo que pudiese llegar por mis propios medios. Ahora mi preocupación es otra, tengo la plena confianza que podré convencerla de que todo fue una artimaña de la maldita de Tamara, aunque el motivo por el que pidió una cita médica me tiene preocupado.Llegamos a Dayton, en el condado de Liberty, nunca en mi vida había puesto un pie aquí, y debo decir que es un ciudad agradable, se ve que es un lugar apacible para vivir. Tras varias calles Charles, me da la dirección de la clínica donde Naobi tiene su cita, y me di
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