—Yo no sé qué decirles —Micaela se sorprendió, con la propuesta de Antonio.—Piénselo, señora Micaela —tomó su mano entre las suyas, la diferencia entre ellos era increíble pero se sentía tan bien, se sentía como su lugar correcto.—No lo sé, Antonio, no quiero que la gente crea que mi nieta está contigo por interés —sonrió palmeando la mano blanca sobre su mano—No me importa lo que la gente opine, no vivo por ellos señora, siempre habrá un comentario bueno y diez malos, si nos detenemos y preocupamos por los demás, dejamos de vivir y de ser felices por el miedo al qué dirán —sonrió, él había vivido una vida llena de libertinaje sí, pero también era cierto que los medios de comunicación mentían, no se había acostado con tantas mu
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