JaneDesperté en medio del dolor y la preocupación por mi hijo y Dereck, en una cama de hospital. Las enfermeras por más que me dijeron que todo está bien, hasta no ver a mi hijo y a ese hombre con mis propios ojos, no voy a creer. El vientre duele demasiado, hasta para poder hablar me duele la herida. Aunque sea para mover un brazo o al estirarme un poco, es arder en el infierno. La zona herida quema, arde. Al escuchar la voz de Dereck me quedé totalmente quieta, por lo menos sé que está bien y esos locos no le hicieron ningún daño.—Mi hijo, ¿dónde está? — traté de levantar la cabeza, pero se me es imposible moverme —. Dime que está bien...—Lo está, no te preocupes de nada. Nuestro hijo está a salvo — asentí con la cabeza —. Quédate quieta, se te va a abrir la herida de tanto movert
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