—Espero que le acomode esta oficina —me dice Adrien cuando abre la puerta y ambos entramos, yo me doy vuelta a mirarlo, dejo mi bolso en la mesa y me afirmo con una mano en el asiento.—Si, me agrada la vista, así que muchas gracias —digo, él asiente—. Bueno, si necesitas algo estaré en mi oficina —dice, yo asiento.—Está bien, y gracias —digo, él asiente sonriendo.—No hay problema, además admito que me gusta mucho que estés aquí, ya sabes para conocer mejor a mi socia —dice, yo levanto una ceja divertida.—Creo que ya nos hemos conocido bastante —digo, Adrien se encoge de hombros.—Nunca terminas de conocer a alguien —dice, yo asiento, dicho esto sale de la sala, es verdad, nunca se termina de conocer a las personas, pero según yo, necesitabas toda la vida para eso. A lo largo de nuestra vida pasamos p
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