Narrador. — ¿Tú qué haces aquí? —le preguntó Gregory enfadado a Tayler. —Cumpliendo mi deber de cuidar y proteger a Eliza— le respondió Tayler. —No hace falta que sigas cuidando de Mi Mujer, ahora estoy yo a su lado, para cuidarla a ella y a Mi Hija, a mi lado nada ni nadie las va a lastimar. —Tu hija— preguntó Tayler con ironía—Cómo es que estás tan seguro que el bebé que espera Eliza es tu hija y no la de Edward. Y por si mal no recuerdo, estando bajo tu cuidado y la del idiota de su esposo aquella vez en la gran fiesta, la dejaron sola, hasta el punto de perderla de vista. Y con aquello mi Eliza, resultó salir herida, a tal punto de caer en los brazos de un desconocido. Y para completar si fuera tu mujer, no la hubieras tratado de puta y ofrecida aquel día en la corte cuando la viste junto a su abogado, Edward, y lo más importante a mi lado. Cometiste muchos errores, italiano, y dudo que Eliza te perdone fácilmente, pero si ya lo hizo entonces felicidades. Pero una cosa
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