Llegué a casa y me fui directa a la habitación. Cerré la puerta y con la espalda apoyada en ella me deslicé hasta el suelo. No podía dejar de llorar. Deseé volver a Foresthill. Aquello era todo lo que yo conocía, sin lobos, ni brujas, ni dones. Solo gente normal y yo siendo una más, con mis amigas, con mi padre y viendo mucho más a Alex de lo que lo veía ahora. Mi respiración empezó a acelerarse y en ese momento sonó mi teléfono. Era Eli. —Kass, ¿estás bien?, Tyler me ha dicho que te ha visto llegando a la urbanización.¿Estás enferma? — —No, estoy bien— mi voz se entrecortaba por el llanto. —Kass, ¿estás llorando?. Voy para allá— antes de que pudiera contestar la rubia cortó la llamada. Pasaron diez minutos y Eli tocó el timbre de la entrada. Cuando le abrí la puerta de la casa no pude contenerme y me abracé a ella llorando. —Kass, Kass ¿qué tienes, qué ha pasado?——¡La odio!, ¡la odio, Eli!. No pienso ir más a sus entrenamientos. ¿Sabes lo que me ha dicho?, que no entiende como
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