Luego de pasar tantos calores, al fin había podido ver a su abuela. La escena era desbastadora, a pesar que Santiago le había tranquilizado diciéndole que estaba evolucionando mejor de lo esperado, le rompía el corazón verla así, tumbada en una cama, inconsciente llena de tubos y cables. Trató de tomarle la mano, pero la mano de Santiago se lo impidió. – No puedes tocarla - ella se dio vuelta y se recostó su pecho y comenzó a llorar. La abrazó y la sacó de la habitación – no llores An, está mejorando, aunque su aspecto no sea bueno - ella levanto su rostro para mirarlo – Para ti debe ser normal ver a la gente así, pero para mí no – Por primera vez alguien le había hecho ver el otro punto de vista, pues lo que para él era un logro luego de una exitosa intervención quirúrgica para las otras personas era causal de ansiedad y desolación. La abrazó lo más fuerte que pudo y ella hundió s
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