—¿Quieres venir a mi departamento? —le susurro a Gabriel.—¿Está bien todo? —inquiere por mi actitud extraña.—¿Quieres o no?—Está bien, pero no es para que te enojes. Mis padres conversaron un buen rato con el invitado que proviene de nuestra corporación en Italia. Cesia me dijo que consiguió una cita con él, así que se marchó para prepararse. En cambio, Edmon solo terminó de almorzar y se fue porque tiene una cita con su novia, Estefanía, la hermana menor de Gabriel. Miranda, sin darnos cuenta, también se retiró de la mesa . Para nosotros es mejor que ella no esté. Gabriel y yo debemos retirarnos.—¿Nos vamos en tu auto o en el mío? —pregunto cuando observo nuestros autos parqueados afuera.—Será mejor irnos en el suyo, señora Hoffman. —Levanta ambas cejas.—Oye —espeto, molesta por cómo me llamó—, aún soy tu prometida, así que déjame usar mi apellido por ahora. —Le parece graciosa mi respuesta—. ¿Qué pasará con tu auto?—
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