— ¿Qué haces aquí? – pregunta malhumorada, es lo que yo llamo un perfecto descaro. — ¡Ah bueno, fue un placer ayudarte! De nada – destapa el rostro y me observa aun desenfocada por el estado etílico en el que aún se encuentra. — No entiendo, es que yo fui al baño y… - es increíble que haya perdido el sentido, no puedo evitar sentirme enojado por su irresponsabilidad. — ¿En el baño? Martha, a la última parte de la casa donde fuiste fue al baño y porque yo te guié, de lo contrario ¡y a Dios gracias, pasó! Te habrías lastimado por inconsciente – escupo con rabia. — ¡Lo que sea que pasó! No fue adrede, fue un accidente – no grita, pero si habla con enojo, es una inconsciente. — ¡Ah! ¿en serio? Martha soy abogado, mi trabajo es analizar evidencias en el entorno – digo con voz baja tratando de contener la rabia — Y considerando la cantidad de b
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