El viaje fue corto y rápido, «o así lo sentí al estar con él». Recorremos el mercado, tomando lo que falta para la comida y hablando de las clases y los profesores, es como si llevásemos años conociéndonos y siendo amigos. Al llegar a la sección de carnes, donde siempre está Martín, el treintón medio sádico, noto algo extraño en él. No se ve nada bien, sus ojeras son interminables e incluso lo noto menos confiado. A pesar de no ser guapo, tampoco es tan desagradable, lo en verdad desagradable, es su actitud lasciva hacia el sexo femenino. Se voltea a mirarme y percibo cierto brillo en sus ojos, pero noto que Donnovan lo miraba por si se atreve a hacer o decir algo, retrocede y se dedica a seguir con lo que estaba haciendo, es decir, seguir acosando a su asistente.Pago los insumos y nos vamos, al acercarnos a mi casa le digo—: Déjame mete
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