Luego de hablar con Daniel, no estoy del todo tranquila, tuve una noche horrenda donde mi cabeza siguió trabajando sin parar, Amelia me trajo al desayuno a la cama, y le pedí el favor que ayudará a mi padre con las terapias, me siento terrible y sin ánimos, después de medio tocar la comida, vuelvo a enrollar las cobijas en mi cuerpo, cubriéndolo completamente, cierro los ojos, acaricio mi bebé, una pequeña parte mía y de Daniel, eso me hace inmensamente feliz, así él no éste conmigo; por lo menos tendré un aparte de él. Me duermo pensando en lo maravilloso que sería nuestra vida si pudiéramos adoptar a Isa, y que, junto a nuestro bebé, seamos una gran familia feliz. Siento húmedos mis labios, y en mis sueños me imagino a Daniel besándome apasionadamente, donde su lengua se enrolla con la mía, danzando a la perfecci&oa
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