Capítulo 41. Concomitancias
—¡Nani! —Reacciona Nailea con alegría al verla entrar a la sala de estar. —Despacio, Nailea. —Le pide, Tareq. Teme que se lastime. Pero la emoción la invade y camina con los brazos extendidos hacia ella. —¡Yo voy mi ángel, yo voy! —Expresa, caminando hasta ella para abrazarla. Tareq mira la escena, conmovido. Nani la abraza con mucho cuidado y delicadeza. Le da tres besos en las mejillas. —¡Perdóname! Debí ser más rápida en pedir ayuda. Tal vez si… —intenta explicarle y Nailea niega con la cabeza. —¡Alá Nani! No digas eso. Tú no tienes la culpa de nada. Por ti estoy viva. —Nani llora y Nailea limpia sus lágrimas con su dedos. Besa su frente. —¡Gracias por salvarme la vida! —Ella la ve con amor. El celular de Tareq comienza a sonar y se aleja un poco dándoles espacio, era Akram. —Aló. —Contesta. —¿Ya estás en tu hotel? —Sí, llegamos hace unos minutos. —Responde, entrando a su despacho. —¿Cómo está Nailea? —Un poco adolorida, pero bien. Le encantó el lugar. —Le conta, contento
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