Capítulo 15. Malas acciones
Los días siguientes fueron difíciles para Nailea. Su suegra siempre intentaba humillarla, pero ella la ignoraba y no se alejaba de Tareq, quien, gracias a Alá, estaba mostrando una notable mejoría. Ya respiraba por sí mismo y su cuerpo se estaba recuperando rápidamente. El doctor le dijo que en cualquier momento podía despertar, por lo cual decidió quedarse a cuidarlo toda la noche gracias a que Akram le ayudó con la autorización del doctor. Nailea tomaba la mano de Tareq y la ponía en su mejilla, recordando cómo la acariciaba. El rostro de su esposo lucía en paz. Se le notaba un poco la pérdida de peso, pues Tareq era un hombre alto y fornido, aun así, se veía demasiado guapo. Su barba había crecido dándole una apariencia de un hombre mayor y sexy. Nailea pasaba sus dedos por su barba, estaba tan enamorada que podía verlo toda la noche sin sentir que las horas pasaban, y así se quedó dormida, sentada en una silla cerca de él, con la mitad de su cuerpo sobre la cama sin soltar su man
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