BONITA CABEZA DE MEDUSAObservo a Clarisa acostada en la cama, la sábana, blanca y con un tranquilizante aroma a lavanda, cubre su cuerpo y lo moldea con tosquedad. Respira con dificultad, ahogada por ese cáncer que consumió sus pulmones y le arrebató la vida de la que tanto disfrutaba llena de diversión y egoísmo.Me cruzo de brazos y la veo toser, retorcerse y llorar de dolor. Nadie jamás podrá hacer nada por ella, no hay esperanzas para alguien que vivió sólo para ella, dejando hijos abandonados y familias destruidas. Estira la mano, está pidiendo agua, pero no me muevo de mi lugar. Soy el único que está aquí, el único masoquista que viene a verla retorcerse en su inmundicia, el único que se complace en verla. Una enfermera entra y se encarga de darle lo que necesita, de darle lo único que puede hacer por ella en sus últimos
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