Me quedé quieta sin saber qué decirle a Greg. La verdad, nunca pensé decirle la verdad a Greg, pero aquí estaba él, preguntándome por qué negué a Federico y a Luciana.—Greg, las cosas entre nosotros no terminaron bien.—¿A qué te refieres? —pregunta él, queriendo saberlo todo.—Mi madre me echó de la casa porque me vio como una amenaza a su compromiso y, cuando intenté explicarle las cosas a Federico, este simplemente no me escuchó. Así que decidí empezar mi vida lejos.—Vaya, debió ser muy duro para ti.—Lo fue, pero de estas cosas se aprende.—¿Crees que podrás trabajar con ellos?—Soy profesional, no mezclo lo personal —él me sonríe.—Esa es mi chica. —Cuando volvemos a la reunión, veo a Federico y a Luciana bastante acaramelados. Creo que fue un golpe duro para mí.—Federico, qué pena interrumpir, pero nosotros ya nos vamos.—Bueno, que les vaya bien. Ah, les mandaré la invitación de nuestra boda. —Cuando dice eso, me tenso por completo, pero decido ser fuerte y responder.—Claro.
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