Owen caminaba con los pies descalzos por todo el pasillo hasta las habitaciones como si nada. Sus pasos eran silenciosos, pero por lo que tenía en sus manos y como lo movía no parecía ser un chico sano.Los estudiantes estaban en las canchas para verlo jugar en una hora más o menos, pero se había escapado para ir en busca de un niño que siempre se escondía de él cada vez que lo sentía cerca. Era su muñeco favorito, el único muñeco que podía moldear a su manera siempre y cuando éste se dejara usar sin la necesidad de la fuerza bruta.Entró después de mucho forcejeo con la puerta, dándose cuenta de que todo estaba a oscuras, pero el olor del menor estaba por todo el lugar.— Isaac — llamó, cerrando la puerta detrás de él — ¿En dónde estás? — No recibió respuesta alguna — No te haré daño, muñeco. Sólo quiero jugar contigo un ratito.Caminó por la habitación que el chico compartía con otro estudiante por ser de los becados, pero no recibió respuesta al
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