―Ah, mierda―Murmuré mirándome al espejo. El tipo que me devolvía la mirada no se parecía en nada al que yo conocía. Lucía demacrado, ojeroso, había perdido peso y en su mirada se veía mucha tristeza. Eso es lo que más resaltaba entre todo, desafortunadamente no había mucho qué hacer para cambiar ese hecho. Salí del baño apagando la luz, cerrando la puerta detrás de mí y sorprendiéndome cuando me encontré con mamá y mi hermana en mi oficina. ―Bueno―Comenzó a decir mi madre mirándome con ojo crítico―Al menos se quitó la barba. ―Ya no parece un indigente―Estuvo de acuerdo Alessia asintiendo. ― ¿Qué demonios quieren? ―Dije yendo hacia mi escritorio y sentándome ante él―Por si no lo notan, estoy trabajando. ―Siempre estás trabajando―Espetó mamá cruzándose de brazos―Dime, Alex ¿Cuándo fue la última vez que estuviste en tu apartamento? ―Ayer lo hice―Murmuré apartando la vista. ―Mamá se refería a la última vez q
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