Ese maldito teléfono no paraba de sonar, dos días habían pasado desde el encarcelamiento de Leona, y estaba atado ante las circunstancias. Su día a día se había convertido en un frenetico ir y venir. Se metió de lleno al arreglo del buque, había ignorado como podía a la mujer que le traía de las narices, enojado, frustrado, compungido y demasiado ansioso. Ella simplemente se dejó llevar por su personalidad, sin medir las consecuencias; no había tenido tiempo de buscar al hacker, solo le mando un mensaje a Nikoleta para que buscara al hombre, por medio de su red de contactos, a ver que podía solucionar, porque su caramelo había metido una considerable cantidad de dinero a ese video juego, que para él era un desperdicio de tiempo, pero quien podía hacerla entrar en razón.La entendía, una adicción era difícil de erradicar,
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