Capítulo 37¿Victoria o muerte? Tomé la moneda y me levanté del suelo con exagerada lentitud, todo me daba vueltas, mi nariz tenía un olor agrio, no sabía si el líquido en mi frente era tierra gelatinosa o mi sangre, tampoco sabría decir si me dolía un solo sitio, porque todo me punzaba. Nunca creí estar en esta situación.La varita, me acordé que eso curó mi pie, eso podría curarme la jaqueca. Cuando comencé a trazar un ala de la mariposa, escuché un silbido insufrible y luego algo me empujó hacia atrás, choqué contra una de esas cápsulas, asombrosamente pomposas, y reboté cayendo de rodillas en la tierra.Reaccioné lo suficientemente rapido para evitar otro golpe de ese extraño tentáculo. La varita seguía aferrada a
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