Capítulo 22Maldito. Tal vez era una buena terapia ir con una parte del equipo en el autobús hacia la ciudad, porque no paraba de reírme; cantaban, contaban chistes y hacían todo lo posible para hacerme sentir especial por eso de mi cumpleaños, sin embargo, cuando llegamos al gran teatro Lino Q en el centro de la ciudad de Santur, pisé tierra recordando que esas personas que me hacían feliz, serían tal vez las mismas personas que me matarían.O por lo menos, querían matarme.Fuimos directo tras bambalinas, no perdieron tiempo comenzando a maquillarnos y peinarnos. Romina (la encargada de vestuario), decidió cambiar nuestro vestuario por vestidos cortos de distintos colores, eran ceñidos a la cintura y luego esponjados que cubrían menos de la
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