Tomando un respiro, sus ojos marrones miraban sus ojos negros. Por un momento, se veía tan sorprendido como ella sentía, pero pronto la sonrisa engreída regresó y Kate se dio cuenta exactamente de lo que estaba haciendo. Empujando contra los firmes músculos de su pecho, Kate se zafó de sus garras. Ella no quería involucrarse más con él. No confiaba en sí misma. La sensación de él, estando duro debajo de ella, la hizo más excitada de lo que ella quería admitir. Ella no quería pensar hasta dónde habrían llegado si su actitud de coqueta no la hubiese traído de vuelta a la realidad. Una vez dentro del bar, se deslizó entre la multitud, encontrando a Paloma en Heath en una cabina trasera. Kate respiró hondo, esperando que su amiga entrara en razón. Pero ella lo dudó. Unas copas llenaron la mesa y Kate sabía que Paloma estaba más que mareada. "Paloma", gritó sobre el ruido de la música, tirando del brazo de su amiga. "Vámonos, nos tenemos que ir. Puedes quedarte en mi casa, Heath puede
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