Como habían planeado, los tres camiones ya se encontraban en marcha rumbo hacia la mansión donde dejarían la mercancía. El trayecto sería largo, pero Lucas, al volante y centrado en no golpear a ningún coche en esa carretera, estaba bastante seguro de que podrían llegar sin problemas. De reojo, observó a Katie jugando con su teléfono o entrando a las redes sociales. Su actitud parecía muy diferente, más sería que cuando casi llorando le pidió trabajo. "Debe estar enfadada conmigo por negarme" pensaba el joven, pero a fin de hacer más ameno el viaje, decidió salir de dudas.—Oye, Katie. No dejo de pensar que tú actitud es tan diferente a la que tenías en la mansión que casi pareciera que eres otra persona. Creo que estás enfadada por no haber accedido a tu petición, pero sigo pensando que estarías más segura allí que no aquí.La joven levantó levemente la vista del teléfono, y puso las piernas sobre el sillón, abrazándose a ellas:—Señor Félix, estoy muerta de miedo. Quiero aparentar
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