Me subo en el coche. Apoyo la frente sobre el volante mientras lloro.La tristeza, ese sentimiento que ataca en partes iguales al corazón y al cerebro. Puede llegar a ser físico, hasta provocar que tengas que colocar tu mano sobre el pecho para mitigar ese dolor.No quiero irme. No quiero volver. Introduzco la llave en el contacto intentando calmarme un poco y la giro hasta que escucho rugir el motor.Al levantar la vista Ian está delante del coche, tiene las manos apoyadas sobre el capó y con las lágrimas desenfocándome la vista, vuelvo a girar la llave.- No vas a ir a ningún sitio. Esta vez no.Rodea el coche hasta llegar a mi puerta.- Abre - ordena.Tengo la vista clavada en sus ojos. Los míos anegados en lágrimas que no me dejan pensar ni reaccionar, los suyos, dos pozos sin fondo de tristeza.- Emma, abre la puerta... por favor.Hago lo que me pide. Tenemos que poner fin a esta locura de pelea. Sin duda se nos ha ido de la
Leer más