113. No Tengas Miedo
Estamos parados en la puerta de la escuela de Daniel mientras esperamos que salga y me alivia saber que ya los padres se han acostumbrado a verme aquí, sin embargo, que estemos los dos juntos es una novedad. —Todos nos miran.— Me dice al oído. Esta nerviosa, lo sé, pero ya nos iremos acostumbrando a esto también. Se aferra a mi brazo y apoya su rostro sobre mi hombro, claramente no le gusta ser el centro de atención, aunque debería de acostumbrase. Es tan bella que eso sería lo normal.—Somos la novedad del momento señora Mendoza.— Le digo bajito y ella ríe.—¿Eso es bueno o es malo?— Pregunta confundida y quisiera besarla aquí mismo, pero detestaría aparecer en la primera plana de una revista con la escuela de mi hijo de fondo. —Para mi bueno, eres mi esposa cariño ¿Qué puede estar mal con eso?— Le pregun
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