90. Que Mueran De Envidia
Después de una noche de hacer las paces en aquella habitación y seguir llegando a algunos acuerdos, hoy seguimos disfrutando de estos pocos días de paz que nos quedan. Ya su agenda y la mía están llenas de compromisos, la mayoría juntos, pero alguno que otro nos tocara afrontarlos solos.—Nene, ¿seguirás caminando con es botella de agua por todas partes?— Me pregunta entre risas.—Sí, no quiero que te me vuelvas a desmayar. Además, debes mantener a nuestros hijos y a ti hidratada.— Le digo serio.Se detiene en seco en medio del casino y me mira seria. —Guapo, estoy confundida.— Dice de la nada y levanto mis cejas como preguntándole que trama.—¿Confundida?— Pregu
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