La besé, dulce y tiernamente la besé.La besé como si ella pudiera calmar mi sed. La besé como si el mañana no existiera, pero la prisa no la tenía. No sabía que podía necesitarla tanto, hasta que pude probar sus labios. Eran carnosos, eran especiales, eran únicos y simplemente perfectos. Ella al principio no sabía qué hacer, estaba inmóvil y muy tensa. Acaricié sus mejillas con delicadeza mientras la besaba lentamente, un suspiro se le escapó y eso me alivió.Estaba respirando nuevamente.—Si te incomoda puedo dejar de besarte —murmuré entre sus labios, miré sus ojos mientras seguía acariciando sus mejillas.—Me sorprendiste, no sabía que realmente todo podía detenerse con un beso —olía su miedo, pero su voz se escuchaba avergonzada.Me alejo un poco para verla mejor y su sorpresa me hizo latir con fuerza el corazón.—Voy a detenerme ah
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