2. SOLA
Luciana Abro los ojos y hago mi ejercicio diario de sonreír mientras miro al techo. Doy gracias a dios por todo lo que tengo, y porque a pesar de lo mucho que he perdido, me dejó conservar la bendición más grande que una mujer puede tener, y esa bendición se llama Santiago Santamarina. Hubiera querido que llevara el apellido de su padre, pero mi Grillo no pudo estar ahí para registrarlo, mucho menos para verlo crecer. Sacudo la cabeza y me levanto apartando la sábana de un tirón, porque si me permito otro segundo de recordarlo voy a terminar llorando y le voy a arruinar el día a Santi. Y el día de hoy es demasiado importante. Me
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