Edward se quedó en casa de Abi durante unas horas, pero tenía que irse a trabajar. Intentó entrar al cuarto de Abi, pero le había puesto seguro. Abi le quería fuera y no lo permitiría.—Déjame entrar o tiro la puerta.Para su gran sorpresa, Abi abrió la puerta y se arrojó a sus brazos. Edward la llevó dentro de la habitación y se sentó con ella en la cama. Durante unos minutos simplemente lloró.—Cariño, lamento muchísimo todo lo que está sucediendo, deberíamos estar de fiesta, vamos a casarnos en poco tiempo.
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