Argumento corto. Irina Bykov tiene veinte años, desde los dieciocho años sabe que es un ser especial, que muchos temen, y otros desean, antes de saber lo que era, vivía muy feliz como la hija de la beta de la manada Krasnaya Luna, Pero nada fue como ellos esperaban, ya que la verdadera naturaleza de Irina salió a la luz, en forma de una loba diferente, la más atractiva de todas las lobas que existían, pero también la más peligrosa, y poderosa. Irina era una Gamma, e tipo de lobo más raro, y deseable, para cualquier Alfa de una manada. Ese fue el miedo, que el Alfa de la manada Krasnaya Luna, y la expulsó. Llevaba dos años pasando de mano en mano de cada Alfa. Ahora mismo se haya bajo el control de Malcon McDonald, el Alfa de la manada Green Mountains, que pretende hacerla su luna, para así poder controlarla, Así que mientras el castillo McDonald era saltado por varias manadas, la hermana maltratada del alfa la ayudó a escapar, para Pero en su huida, fue a caer en brazos de ese ser oscuro, del Alfa más poderoso, y peligroso de todos, el llamado Rey oscuro, Desmond Darkness, el Alfa del Clan de la manada más grande de todas, Blue Moon, que resultó ser su compañero elegido. provocado que entre ellos se iniciara una guerra sin cuartel, donde el Alfa la quería reclamar como suya, e Irina intentará luchar, incluso contra sus propios deseos y los de Bella, y en contra de esa atracción de mate, para poder alejarse de todos, y evitar así que las guerras por ella continúen. ¿Quién de los dos conseguirá lo que desea? ¿Cuantos más morirán por intentar tenerla? ¿Podrá el rey oscuro protegerla, y hacerla suya al fin?
Leer másIrina. - “Eso es porque no hiciste nada para compensarlo, eso es lo que te tiene así, insatisfacción sexual.”- me repitió Ava, con una sonrisa pícara, esa frase que llevan oyendo un maldito día y medio. Ya me estaba hartando de las bromitas, totalmente sinceras, que Ava, me hacía en forma de burla velada, desde que, al día siguiente, le conté lo que había pasado en mi encuentro, subido de tono, con el Alfa, en su despacho, donde tras hacerme descubrir la satisfacción más grande que nunca había sentido sexualmente hablando, dado mi desconocimiento, él me abandonó de aquella forma. La maldita omega no había parado de reírse, ante mi reacción, de nuestro inconcluso acercamiento sexual. Era totalmente injusto que mi mejor amiga me tratara así, principalmente porque, a diferencia mía, ella sí que tenía una vida sexual plena con su mate, cosa que no le importaba que yo notase cada vez que se reunía conmigo cada mañana. Era totalmente injusto y agobiante. Si a esto añadimos que, d
Irina - “¿Se puede…saber…por qué me estas … torturan… torturando, maldito Rey… oscuro?” le dije en un gruñido más propio de Bella que de mi parte humana. - “No es tortura, simplemente estoy demostrando mi teoría, de que, con el método adecuado, Sirena gamma, puedes ser muy dócil.”- me dijo levantado la cabeza para mirarme, con una mirada oscura, además de una sonrisa peligrosa, y totalmente arrebatadora. - “Maldito seas Rey oscuro, Alfa de mierda, torturador psicópata…”- de pronto recibí un ataque preciso, y deliberado, que me silenció por completo. Sus labios fueron como armas de destrucción masiva, que se borraron con un beso caliente y arrebatador, toda capacidad de resistencia por mi parte, mientras en el interior de mi boca, su lengua injusta y decidida, jugaba con la mía, que, abrumada e indefensa, notaba, como un experto jugador, le ganaba la partida. De pronto lo sentí, como su mano traviesa habia bajado hacia mi ropa interior, para acariciar con el dorso de su man
Irina. Él me miró serio, y levantándose se acercó a mí. - “La que no lo entiende eres tú, Luna, da igual lo que haya pasado hoy, tú eres mi pareja predestinada, y nadie puede saltarse eso, sin importar que se hayan llevado una mala impresión de ti, simplemente deben obedecerte y respetarte, por ser la Luna, y en caso contrario, se las verán conmigo.”- me dijo colocándose frente a mí a muy pocos centímetros, sabía que pretendía con su porte, su altura, y su intimidación innata, que yo cediera en esto. Y quizá debería hacerlo, era el único Alfa que con su voz, su mirada, y hasta su olor, me obligaba a obedecer ciegamente, como con ninguno, me costaba saltarme sus órdenes, y cada vez que lo hacía tenía que luchar conmigo misma y mi naturaleza, nunca lo había hecho hasta ahora. Así que, apelando a la fuerza de Bella, que, al contrario de mí, estaba totalmente embelesada, con la actitud de Alfa controlador que ejercía nuestra pareja sobre nosotras, levanté mi mirada hacia sus ojos,
Irina. - “Y esto ha sido todo lo que sucedió con esas dos estúpidas.”- me dijo Desmond, muy serio esperando mi reacción. Llevamos más de dos horas, encerrados en su despacho, tras mi reacción de sometimiento a sus caricias, pronto nuestro cuerpo, por iniciativa de ambos, se transformaron, y él, agarrando una de las mantas que había en el sillón que estaba cerca de nosotros, me envolvió en ella, para que después, desnudo, y totalmente arrebatador, me llevarme en sus brazos, hacia su despacho. Mientras era transportada en sus brazos, aún me agarraba a él, con las sensaciones de placer y calma que provocaba su cuerpo pegado al mío, y por segundo, pensé que había acabado con toda su resistencia, para que no esperáramos, y que nos uniéramos como pareja predestinada de una vez, pero él rápidamente, me dejó claro sus intenciones, sobre todo cuando, tras traspasar la puerta de ese despacho, me llevó directamente al baño que había en uno de sus laterales. Era un baño básico, con lo esen
Ava. - “Bien, Beta, ¡Empieza a hablar!”- le dije intentado ser lo más comprensiva posible dentro de las circunstancias. –“¿Quién es esa tal Margot? ¿Y por qué razón no tengo que destrozarla en mil pedazos?”- le pregunté una vez que estuvimos, encerrados en una de las habitaciones de la casa de La Manada, tras ducharnos, y ponernos algo de ropa por encima, si se puede llamar ropa a un simple albornoz. En este momento, yo me encontraba sentada frente al tocador, mientras mi compañero se había empeñado en secarme el cabello con un secador, al principio me había resistido, porque aún, a pesar del sometimiento de mi compañero, cada vez que recordaba la voz de esa m*****a morena, la sangre me hervía de nuevo, pero tras su insistencia, y por culpa que aún reinaba en mí esa sensación de entrega sumisa a mi pareja, terminé cediendo. Eso no quería decir que no quisiera explicaciones, las quería, y las iba a obtener, pero el nivel de lo que siento ahora, y el nivel de enajenación a la que me
Ava. En definitiva, en mi estado natural, yo debía haber sido igual de comprensiva, que fue Elijah, conmigo, pero como ahora, cuando estoy dominada por esas emociones, que como he dicho me controlaban, no solo a mí, sino a mi segura e incontrolable Elora, nada es natural. Pero como ya he dicho, esta no era la situación, más bien era el momento en que como decía mi mate, la salvaje omega que tenía en mi interior, quiso darse a conocer, de la peor manera. -” Llamen a Brandon para que saque a sus problemáticas primas, y se las lleva de aquí, por la puerta de servicio, ayuden a salir, también, a todas las hembras, y cierren la casa de la manada.”- oí qué decía el Alfa, aunque yo ni lo miraba, mi vista estaba centrada, de forma descarada, y nada obediente, en los ojos atrayentes de mi mate. De pronto comencé a ver que comenzaba a desnudarse, y mis celos, incomprensiblemente, se incrementaron, sabía que Irina, estaba cerca, y la idea de que ella pusiera los ojos sobre mi pareja, casi
Irina. Aunque intenté describir cómo me sentía, mientras Bella perdía el control, por los celos que nos provocaba pensar que otra hembra había tocado a nuestro hombre, es muy difícil de hacer. Desde el momento en qué me transformé, o quizás mucho antes, había bloqueado, a mi entender, los sentimientos que me transmitían tanto las dos hermanas, como el resto de las mujeres que se encontraban reunidas en la sala, quizás fuera debido a que mis sentimientos era un mucho más intenso, descontrolados, y agobiantes, o también podía ser porqué eran alimentados por el miedo que percibía de nuestras dos rivales, miedo intenso descarnado, que me hacía incrementar la sed de sangre. Tampoco ayudaba que los guardianes que se encargaban de protegernos hubieran aislado a nuestra presa en una de las habitaciones del piso superior. para evitar males mayores, la oposición de estos guardianes que intentaban controlar nuestra ira, la sorpresa el miedo y el alboroto que se generaba en nuestro alrededor
Desmond. Nada me preparó para lo que encontramos cuando llegamos a la casa de la manada. Durante el trayecto que hicimos, en tiempo récord, saltándonos todas las medidas de seguridad vial, mis hombres, los encargados de proteger la casa de la manada, y a nuestras mates, en especial a la Luna, me iban informando a cada segundo de lo que iban ocurriendo, en especial los dos gemelos, que parecían disfrutar con el espectáculo que veían, tanto con la reacción de su cuñada, cómo de la futura Luna. - “Alfa debería pensar en hacerse un seguro de vida, para el día que su Luna se enfade con usted, porque ahora hay tres lobos intentados acorralarla, para que no aniquile a Ida King, y no hay manera, arrastra con ellos, y no son guardianes de los más débiles, nada menos que Charles, Goldman, y Olson.”- nos dijo mentalmente uno de los incordios de los gemelos, Cotton, muerto de risa, describiendo que tres de mis lobos de mi grupo de elite, habían sido barridos por mi mate, enfurecida. - “Y mi
Ava. -” No sé lo que estaba pensando la diosa, para elegir a una omega tan débil como mate de mi adorado Elijah, desde luego hubiera ganado más si se hubiera quedado conmigo.”- oí a través de la pueta entreabierta, la voz de una loba desconocida. La voz había venido de dos mujeres que se encontraban fuera del aseo, en la zona de maquillaje del saloncito que se usaba como área de descanso para las hembras, en los grandes eventos. Justo en ese momento, Irina y yo, nos encontrábamos en el aseo habilitado para La Luna, y otros altos cargos femeninos de la manada o manadas que visitaba la casa de la manada Blue Moon, el aseo estaba localizada junto al agradable salón donde las mujeres se reunían, y se acicalaban. Lo que llamó mi atención, y tensionó a Elora, fue el que esa descara usara el nombre, con tanta familiaridad, de mi compañero. -” Quieta nerviosa loba, no hagas nada que podamos lamentar después.”- me dijo Irina a mi lado, pero pronto otra voz le hizo ponerse, también a ella,