Los Amigos no se Besan en la Boca
Zack Deilen y Álvaro Duncan, dos almas muy diferentes que encajan entre si a pesar de sus indiferencias y el oscuro pasado de la familia Duncan.
Un hombre comiendo de la mano del otro, mirando como aquellos ojos mieles le producían a la vez miedo y fascinación. Era algo muy inquietante para cualquiera, sobretodo para los ojos de Zack. Sus azules ojos miraban un ser demoníaco, convertido en hombre; hambriento de saciar sus más lujurioso y oscuro apetito. No podía huir, no podía negarse ni resistir las crecientes ganas que aquel ser humano le provocaba.
Placer ajeno.
Placer del que siempre podría obtener siempre.
Placer porque podía controlarlo.
Placer que ya podía manejar.
Placer que por fin logró manifestar.
Placer que ahora, sólo le quedaba por soltar y dejar ir.
Placer que a la larga, le dejaría sólo una herida abierta.
Placer ajeno... a la propia realidad en la que estaba.
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