Pasé de ser la amante a ser la esposa
Malgaste un precioso año de mi vida al lado de Tiago Rivera.
Cuando salía y se emborrachaba, yo lo cuidaba en la resaca. Cuando recibía sus amiguitos, yo sonreía y los atendía. Me desvivía por él, haciendo todo lo que me pedía sin cuestionarlo. Estaba a su disposición en todo momento, viniera cuando viniera y se fuera cuando se fuera.
Pero lamentablemente, a pesar de tanto esfuerzo, terminó abandonándome.
Mas esto no me abatió, derrotada pero no vencida, resurgí entonces decidida a salir adelante.
Fue entonces cuando Tiago me preguntó:
—¿Me darías de nuevo un chance de estar juntos? Pero esta vez de manera oficial.
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