Desterrado: Las Orgullosas Imploran Perdón
Gabriel Monterrey había dado su vida y sangre por la familia Reyes durante más de diez años, quedando física y emocionalmente destrozado. Cuando, arrastrando sus heridas, regresó a la mansión Los Reyes para celebrar el cumpleaños de Valentina, solo recibió desprecio:
—Los desperdicios no tienen lugar entre Los Reyes —sentenció la familia.
Como quien espanta una alimaña, las hermanas de la familia Reyes lo expulsaron de su mundo...
Ese día, entre las cenizas de su lealtad, nació un nuevo Gabriel: uno que viviría para ver a las hermanas de la familia Reyes suplicando a sus pies.