Renací en el espacio: Ahora tengo tres esposos
La serpiente negra nos pidió, a mi hermana y a mí, que una de nosotras se embarazara de él. Sin dudarlo, mi hermana me empujó hacia él. No esperaba que, tras mi trágica muerte y resurrección, ella misma se arrojaría a los brazos de la Serpiente Negra buscando su favor.
Ver de nuevo esa aterradora imagen que tanto me atormentaba, me hizo estremecer.
Solo quería huir, pero mi hermana me tenía asida por la barbilla y me dijo:
—¡También resucitaste! ¡No te dejaré en paz!
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