Capítulo 52
Nicolás Roussel, mi compañero de universidad que tuvo un accidente automovilístico durante nuestro segundo año, estaba frente a mí.

Su madre, emocionada y casi sin poder contenerse, comenzó a hablar con cautela, pero con evidente ansiedad:

—Esmeralda, disculpe que la moleste, pero no puedo evitar preguntarle... ¿cómo va la investigación del chip de inteligencia artificial que puede ayudar a las personas a volver a caminar? ¿Hay esperanza con eso?

—Cuando Nicolás estaba en la universidad, siempre me hablaba de usted. Me decía que era la persona más brillante que había conocido, que para usted nada era imposible. Decía que, si alguien podía hacer realidad ese chip, era usted.

—Mire, estos años me he asegurado de masajear sus piernas todos los días. Sus músculos están muy bien, no se han atrofiado. Si necesita algún voluntario para probar el chip, ¡Nicolás está disponible!

Su expresión, llena de esperanza, y sus palabras solo hicieron que cerrara los puños.

No sabía cómo responderle. No s
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