Quise decirle que me daba nauseas su presencia, pero mi estado físico no me permitía discutir con un borracho.—Primero suéltame. Así, abrazándome, me pones muy incómoda.Al escucharme, David me soltó un poco, aunque no del todo.Continué:—Dices que no volverás a actuar como antes, pero tendrás que demostrarme tu sinceridad. No puedes esperar que, después de todas las veces que me heriste, después de que me viste al borde de la muerte, con un simple “lo siento” yo te perdone.Podía notar que él sentía cierta culpa por lo que pasó cuando me caí al agua, así que decidí usar eso para darle más remordimiento.Como esperaba, sus brazos se tensaron.—Primero suéltame. Ya es muy tarde y deseo irme a dormir. Si en el futuro me demuestras que realmente has cambiado, tal vez algún día pueda superar este dolor.Aunque intentaba calmarlo, ni siquiera podía mentir diciendo que algún día lo perdonaría. Porque no era cuestión de perdonar o no; simplemente ya no lo quería en mi vida.Después de un mo
Margot al principio le sugirió preparar un plato de huevos revueltos con tomate.Pensó que cortar un tomate y freírlo con un huevo era tan sencillo que, mientras no se pasara con la sal o la mantequilla, el resultado no podría ser malo.Pero quién iba a imaginar que David, conocido como un hombre que lo puede todo, sería incapaz de cocinar algo tan fácil sin que terminara siendo incomible.Margot se rindió de inmediato y le sugirió intentar con otra cosa.Al recordar que me gustaba el pan, y sabiendo que hornear pan con una máquina de pan era lo más fácil del mundo (solo había que poner los ingredientes, pulsar un botón y esperar a que saliera listo y delicioso), optó por dicha opción.Era imposible fallar.Además, el pan era perfecto para el desayuno.Con las indicaciones precisas de la señora Margot sobre la cantidad exacta de ingredientes, el pan salió perfecto y con un aroma delicioso.—Amorcito mío, prueba, por favor. ¿No decías que las nueces son tus favoritas? David al ver que
David mostró sentimientos encontrados.Él también recordó que, en realidad, a la que le gustaban las nueces era a Luna.Margot, en el fondo, estaba… sorprendida.Mientras colocaban los ingredientes para el pan, Margot había mencionado que el señor estaba usando demasiadas nueces y que, según ella, la señora nunca comía nada con nueces. Pensaba que solo no le gustaban.Sin embargo, el señor insistió con firmeza:—A mi esposa le encantan las nueces.Margot, creyendo en que el señor no podía equivocarse, asumió que a la señora de verdad le gustaban, y hasta pensó que en el futuro podría hacer más postres con nueces para ella.Pero resulta que…¡A la señora no solo no le gustan, sino que era alérgica! ¡Muy alérgica!Esto… esto…Como esposo, no solo ignoraba que su esposa era alérgica a las nueces, ¡sino que además pensaba que eran su comida favorita!Ya no era solo una cuestión de decepción para su esposa. Incluso Margot, como empleada, sentía una tristeza profunda.Pero en realidad…Margo
Mila levantó el pulgar hacia mí.—¡Eso, así se habla!Sabía que me estaba felicitando por haber olvidado a David, pero a nadie más.¿Y quién podría decir lo contrario? ¡Haberlo olvidado es lo mejor que me ha pasado!—Bueno, dejemos de hablar de ese imbécil. Hoy es tu cumpleaños, así que tenemos que celebrarlo como se debe.Hoy voy a consentir a mi querida Mila y convertirla en la princesa más feliz del mundo.La abracé y dimos un paso adelante, cuando de repente… ¡pum!El sonido de algo pesado cayendo al suelo nos hizo detenernos en seco y girar por instinto.Un enorme macetero acababa de estrellarse en el lugar donde estábamos paradas hace solo un momento.Al verlo hecho añicos en el suelo, nos pusimos pálidas al instante.No queríamos ni imaginar qué habría pasado si no hubiéramos dado ese paso.Un macetero tan pesado, si hubiera caído sobre nuestras cabezas, ¡las que estarían hechas pedazos seríamos nosotras!Mila, al recuperar el aliento, levantó la cabeza y estaba a punto de grita
—Esposa. —David volvió en sí y de inmediato comenzó a caminar hacia mí rápidamente.Cuando pasó por el lado de Luna, esta, de repente dejó que su cuerpo se desplomara.La cara de David cambió al instante y corrió a agarrar a Luna, olvidándose por completo de mi presencia.Luna me lanzó una sonrisa provocadora, que David no pudo ver.Yo le devolví la sonrisa. No le tenía miedo a sus trucos; de hecho, los estaba esperando. Todavía contaba con que ella acelerara mi divorcio.Al ver a Luna desplomarse, Valentina corrió hacia ella.—¡Luna! ¿Qué te ocurre? ¿Acaso te pusiste mal porque Esmeralda quiere quitarte tus cosas?Entre lágrimas, se volteó hacia David.—Hermano, tú siempre nos dices que toleremos a Esmeralda, y lo hacemos. ¡Pero esto ya se pasó de la raya! Esmeralda sabe cuánto significa para Luna tener una pieza Pinzone y aun así, ¡se lo quiere quitar!—¡Está claro que quiere que Luna se muera de pena!Apoyada débilmente en el pecho de David, Luna habló con una voz difícil de escucha
—¡Hoy es el cumpleaños de su mamá, ella pidió estos diseños antes de que estuviese más vieja! ¿Cómo puedes tratarla así?—Deja de causar problemas, por favor. ¡Ten algo de compasión por Luna!La cara de David era amenazante tal cual tormenta. Nunca había visto a Esmeralda tan agresiva. Cada palabra suya parecía un gancho de hierro que se clavaba en él y lo dejaba sin respuesta.Pasó un largo momento antes de que finalmente bajara la mirada hacia Luna.—Esmeralda es una infantil. No te lo tomes en serio. Dale esto a ella. Yo haré que consigan otro diseño para ti de algún otro lugar, sin importar lo que cueste. Hoy mismo tendrás tu pieza.Era la primera vez, en todos los enfrentamientos entre Luna y yo, que David le pedía a Luna que cediera ante mí.Pero no sentí mucha felicidad.Siempre había muchas formas de resolver los problemas. Por valioso o difícil de conseguir que fuera algo, él, el todopoderoso David, siempre podía lograrlo si quería.Sin embargo, siempre me pedía a mí que cedie
Nicolás Roussel, mi compañero de universidad que tuvo un accidente automovilístico durante nuestro segundo año, estaba frente a mí.Su madre, emocionada y casi sin poder contenerse, comenzó a hablar con cautela, pero con evidente ansiedad:—Esmeralda, disculpe que la moleste, pero no puedo evitar preguntarle... ¿cómo va la investigación del chip de inteligencia artificial que puede ayudar a las personas a volver a caminar? ¿Hay esperanza con eso?—Cuando Nicolás estaba en la universidad, siempre me hablaba de usted. Me decía que era la persona más brillante que había conocido, que para usted nada era imposible. Decía que, si alguien podía hacer realidad ese chip, era usted.—Mire, estos años me he asegurado de masajear sus piernas todos los días. Sus músculos están muy bien, no se han atrofiado. Si necesita algún voluntario para probar el chip, ¡Nicolás está disponible!Su expresión, llena de esperanza, y sus palabras solo hicieron que cerrara los puños.No sabía cómo responderle. No s
—¡Ánimo!…Al subir al auto, Mila me miró, emocionada.—¿Estás pensando en volver al laboratorio?No por nada es la persona que mejor me conoce. Yo no había dicho nada, solo había tomado esa decisión en mi mente, pero, ella ya lo había entendido todo.Esa vez en la cafetería, al escuchar a mi profesor decir que aún estaba a tiempo de regresar, algo se encendió en mí. Desde entonces no he podido dejar de pensar si de verdad podría volver al laboratorio, si debería regresar para retomar lo que más quiero hacer.Siempre me ha encantado lo que estudié. Amo profundamente mi campo y sueño con seguir trabajando en lo que me apasiona. Pero, han pasado tantos años desde que dejé mis estudios que no sé si aún soy capaz.A pesar de pensarlo constantemente, no había podido tomar una decisión.Sin embargo, al ver a Nicolás y a su madre hace un momento, finalmente tuve la determinación.Quiero esforzarme por lo que amo, por quienes ponen su confianza en mí. Incluso si los resultados no son los que e