Capítulo 19
Hombros anchos, cintura estrecha, músculos bien definidos; incluso a través del traje se podía apreciar su físico privilegiado.

Sofía recordó de pronto lo que Marcela le había dicho antes:

—Mi primo tiene un cuerpazo, una cara de escultura griega, un físico… que no cualquier tipo puede igualar.

Ahora comprobaba que Marcela no había exagerado para nada.

—¿En qué piensas? —Alejandro colocó el desayuno sobre la mesa y se sentó frente a ella.

Sofía volvió en sí y negó rápidamente con la cabeza:

—En nada.

—Tómatela ya —Alejandro le pasó la leche caliente—. Se va a enfriar.

Sofía tomó el vaso y dio un pequeño sorbo, aunque su mente divagaba en otros asuntos. Con discreción, levantó la mirada para observarlo, pensando: en serio tiene algo… pero no sé qué.

Sofía bebía la leche y sentía el líquido tibio deslizarse por su garganta.

Aunque su mente no dejaba de reflexionar.

Era la primera vez que experimentaba esto: despertarse casada de repente y compartir el desayuno con un hombre. Ni siquiera
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