Sinopsis
Matthew Cameron, la estrella de soccer del momento, siendo uno de los tres hijos de los magnates del cine en Hollywood, está acostumbrado a tener los reflectores y las cámaras sobre él.
Sin embargo, tras una entrevista fallida con Alana Miller, una joven periodista, su mundo perfecto se convierte en una serie de escándalos, en los que ella rebasa la paciencia del jugador, tras publicar unas fotos muy comprometedoras que ponen en duda la orientación sexual del joven Cameron.
Pronto su relación se convierte en una línea muy fina entre el odio y el amor.
¿Cruzarán la línea entre el odio y el amor?...
Lo tomas o lo dejasAlana miró a su jefe con ojos desorbitados, ¿Cómo que iba a tener que cubrir una nota deportiva? Ella no era experta en deportes, en ningún tipo de deportes. Es más, odiaba el fútbol soccer, pensaba que la gente estaba loca por pagar grandes cantidades de dinero a tipos que solo se dedicaban a patear el balón de un lado al otro.—¿Me has escuchado, Alana? —la voz del señor Ben interrumpió la línea de pensamientos de la mujer.—¿Por qué yo? —preguntó aún estado de consternación.—Porque eres la única periodista libre para hoy, Alana, y porque soy tu jefe y puedo pedirte este tipo de trabajo —explicó el hombre.Ben era un tipo amable cuando no se le buscaba tres pies al gato sabiendo que tiene cuatro, pero Alana no era la persona indicada para cubrir la nota deportiva por muchas razones. La más importante de todas es que no tenía ni puta idea de fútbol, ella era experta en periodismo político, se había especializado en ello durante bastante tiempo con veinticinco año
Gato negro«La sección de deportes o nada»Alana no podía creer que había aceptado ser periodista deportiva, pero ¿Qué otra cosa le quedaba? Era imposible volver a cubrir una nota política mientras la editorial estuviese enfrentando la demanda que, según Ben, era culpa suya.Alana abrió una botella de vino, se sirvió una copa casi llena, mientras preparaba la tina para darse un reparador baño e investigaba todo sobre Matthew Cameron, el hombre que desde hoy se había convertido en su nuevo objetivo.—Vamos a ver que tienes para contarnos, muñeco de pastel —dijo para sí, mientras deslizaba el dedo sobre la pantalla y leí la información que Ben le había hecho llegar.Alana se sorprendió al darse cuenta de que Matthew Cameron y los Cameron del negocio de cinematográfico de Hollywood eran los mismos.—Esto parece interesante —murmuró, mientras bebía un sorbo de su copa y continuaba leyendo la biografía del jugador y trazaba su plan de cacería. No es como si tuviese de dónde elegir, en ese
Un trato convenienteMatthew Cameron apretó el periódico con fuerza entre su puño, mientras Nash caminaba de un lado al otro, como si fuera un toro a punto de embestir al torero. Y lo peor es que tenía motivos suficientes para hacerlo, pero lo que más le preocupaba de todo, era el escándalo que estaba armándose a su alrededor por culpa de una periodista poco profesional. Ella no tenía ni puta idea de lo que esto significaba para Nash y Matthew.—Deja de moverte, me estás mareando —habló Cody, quién había acudido al departamento de su amigo, apenas había visto la noticia.—¿Cómo quieres que deje de moverme? —preguntó Nash con enojo—. Mi padre va a matarme por culpa de esa tipa, ¿quién diablos se cree que es para cuestionar nuestra orientación sexual? —cuestionó, sentándose junto a Matthew, quién guardaba silencio y escuchaba a Nash.—Voy a solucionar esto —dijo, poniéndose de pie con una falsa calma, algo que contradecía el enojo que bullía desde lo más profundo de su corazón. Matthew
Atrapada —¿¡Qué hiciste qué!? —medio gritó, medio preguntó Cody, levantándose de su asiento como si fuese impulsado por un resorte. Sin poder creer lo que Matthew acaba de decirles.—Hice un trato conveniente para todos, Cody —dijo viendo el vaso de whisky sobre la mesa, necesitaba algo fuerte para pasar el mal trago que esa mujer le estaba haciendo vivir, pero si Alana pensó que iba a hundirse solo, se había equivocado. Él estaba más que dispuesto a arrastrarla con él.—¿Un trato conveniente? —cuestionó de nuevo el hombre.—Sí.—¡Estás loco! Eso solo terminará por arruinar tu carrera, ¿Sabes lo que los medios dirán cuando aparezcas en público con la mujer que puso en duda tu sexualidad? —Cody quería coger a golpes a su mejor amigo, hasta hacerlo entrar en razón.Matthew frunció el ceño ante las palabras de Cody, porque tenía que en el fondo pudiera tener razón.—Van a creer exactamente que es un trato conveniente para ocultar a tu verdadera pareja—continuó Cody con exasperación ante
Novio falso Alana se miró al espejo, el vestido que Matthew Cameron le había hecho llegar era exactamente de su talla y era tan jodidamente perfecto que por un momento tuvo miedo de ponérselo y arruinarlo. Ella nunca había tenido una pieza tan preciosa, incluso el día de su graduación, había usado un vestido de alquiler que su padre a duras penas había podido pagar, pero con el que ella se sintió la mujer más feliz y hermosa del mundo. El recuerdo de aquel día tan importante le hizo reflexionar sobre sus recientes actos.Alana sabía que no tenía ningún tipo de justificación para hacer lo que hizo, pero el miedo a perder su trabajo la llevó a cometer errores. Errores por los que seguramente sus padres se sentirían avergonzados y lo peor es que no tenía ninguna excusa válida, excepto que no quería perder la poca comodidad que les podía ofrecer con su trabajo. Alana dejó de pensar y terminó de arreglarse, Matthew no demoraba en pasar por ella, así que cogió la bolsa a juego con su elega
Como si fuera real El semblante alegre de Daphne cambió a uno sombrío por el resto de la gala, ella trató de disimular cuán afectada había quedado con la noticia. Ella en realidad no podía explicarse porque le dolía tanto que Connor se comprometiera en matrimonio con Alexandra Stone, ellos llevaban dos años saliendo y su relación era una de las más estables del medio, pues desde que se conocieron durante un rodaje, donde Daphne actuó como hija de la pareja, las chispas saltaron y lo demás ya era historia.—¿Te sientes bien, cariño? —preguntó Hope al ver a su hija un tanto ausente.—Necesito ir al baño —se disculpó y aprovechó que la transmisión en vivo se había ido a un corte, para salir del teatro. Ella necesitaba un poco de aire y soledad para digerir la noticia y tratar de averiguar qué tipo de sentimientos albergaba por Connor, además de admiración.Daphne caminó hasta llegar a los servicios, pero no lo hizo sola, Alana la había seguido.—¿Te sientes bien? —le preguntó la joven a
Chantaje «Estás despedida, Alana, recoge tus cosas y márchate»«Estás despedida, Alana»«Estás despedida»«Estás despedida»Las últimas dos frases se repitieron en la cabeza de Alana como si fueran un viejo mantra. ¡El despido, lo que ella más temía!—¿Por qué? —preguntó, mirando a Ben con ojos llorosos—. ¿Por qué haces todo esto, Ben? —cuestionó con voz ahogada —. No he vuelto a publicar nada que comprometa a la editorial, es más, he estado estudiando libros de fútbol —añadió con la esperanza de que el despido pudiera ser revertido.—Has metido a la editorial en más de un problema legal, Alana, pero la gota que ha derramado el vaso es todo esto. ¡Dejaste que la competencia tuviese la primicia de tu relación con Matthew Cameron! —gritó, haciendo que Alana abriera los ojos. ¿Esa era la razón de su despido?—¿Me estás despidiendo por eso? —preguntó sin poder evitarlo, mientras Ben le daba una mirada acusatoria.—¡No sabía que tenías una relación con Cameron! —gritó—. Debiste darnos la
Te presento a mi padreAlana frunció el ceño al escuchar el tono de voz empleado por Matthew al preguntarle, pero ¿podía indignarse con él?NO.No podía porque la imagen que Matthew Cameron tenía de ella no era buena y se lo había ganado a pulso. No había sido honesta y en su afán de mantener su trabajo hizo cosas de las que ahora se avergonzaban y era de lo único que podía asumir su responsabilidad, pues antes de Matthew, sus artículos habían sido con fundamentos y, aun así, la había removido de su puesto, sin enseñarle la demanda legal que procedió en su contra. Ni siquiera una citación había recibido.En ese momento no pensó las cosas, pero ahora…—Te he hecho una pregunta, Alan —la voz de Matthew la sacó de sus cavilaciones y sus ojos volvieron a encontrarse.—Necesitamos hablar —repitió ella.—¿Estás segura de que no me estás vigilando? —preguntó él, relajando su expresión al ver el labio de Alana temblar.—No viene a vigilarte, vine a despedirme —dijo en un murmullo.—¿Qué? —Ala