Volveremos El llanto de Gala despertó a Matthew, él se apresuró a ir donde su pequeña, la tomó en brazos y la acunó para mecerla con amor.—Calma, princesa que mamá está dormida —le susurró colocando su dedo entre la pequeña mano de la bebé.Gala se aferró a él y Matthew sintió su corazón explotar de felicidad. ¿Cómo era que un ser humano soportaba ese tipo de emociones sin llorar? Él no tenía idea, aún pensaba que estaba viviendo en un sueño. Desde que conoció a Alana su vida cambió y lo mejor es que no fue para mal. Todo lo contrario, él había tenido amores pasajeros, incluso había sido abandonado por Clara, quien decidió irse tras un francés.Pensar en Clara y en Simone le hizo pensar Vicent, ese pequeño francés que podía convertirse en una amenaza para el futuro de su hija.Matthew suspiró.—Estoy loco —dijo—. ¿Cómo puedo temerle a un niño de cinco años? —se preguntó.Gala, entre tanto, abrió y cerró sus hermosos ojitos un par de veces y algunos ruiditos salieron de su boca mient
De regreso a casa«Entonces volveremos»Daphne miró fijamente a Connor y notó la angustia en sus ojos. ¿Estaba comportándose de manera irracional? ¿Era su etapa hormonal por el embarazo? ¿Qué tan peligroso podía ser si volvían?Los pensamientos de Daphne pronto empezaron a cuestionarle sus deseos. Quería volver a Los Ángeles, estar con sus padres y hermanos. Vivir su embarazo en familia, pero…, quizá era un error volver.—Sea lo que sea que tu hermosa cabecita esté pensando, déjalo de hacer. Volveremos a Los Ángeles —aseguró Connor atrapándola entre sus brazos para no dejarla escapar.—Yo quizá me estoy apresurando —susurró Daphne mientras escondía el rostro en el pecho de Connor.—Llevamos muchos meses fuera, Dan, y en tu estado es normal que quieras estar con tu familia y compartirles nuestras alegrías. Volveremos y me aseguraré de cuidarte —dijo—. Te prometo que nada malo te pasará, ni Blake ni yo vamos a permitirlo —aseguró besando la frente de la joven.Daphne se aferró a la cint
El primer beso —¡Bienvenida a casa, princesa! —expresó Hope con toda la emoción y felicidad. Aunque también tenía preocupación. Cuando Daphne le había llamado para avisarle que volvía a la ciudad, su corazón se estrujó, pues temía que la gente que se llevó a Isaac aún la tuviera en la mira. —Gracias, te eché tanto de menos —sollozó Daphne y se acomodó en los brazos de su madre como si fuera una esponjosa y tierna gatita. —Nunca dejé de extrañarte, hija, nuestra casa y nuestra mesa se sentía tan vacía sin ti —dijo Hope cerrando los ojos y dejando que las lágrimas corrieran libres por sus mejillas. Entre tanto, Blake y Connor se miraron. —¿Es seguro volver? —preguntó, estando a una distancia prudente de las mujeres. —Realmente no lo sé, Blake, pero si puedo asegurarte que no permitiré que a Daphne le suceda algo —aseguró. —Me parece bien, haré exactamente lo mismo —convino Blake—. Será mejor que volvamos a casa —añadió. Connor estuvo de acuerdo, aunque estuvieran en un hangar pr
VolveréAbby se vio sorprendida por las acciones de Isaac, su primer instinto fue alejarse al sentir la lengua masculina abrirse paso por sus labios y saquear su boca, pero la presión de la mano de Isaac sobre su cuello se lo impidió.—No te alejes —pidió Isaac en un bajo susurro, acariciando los labios de Abby con la yema de sus dedos, mirándola a los ojos fijamente.Había un sinfín de emociones en los ojos de Abby, desde la sorpresa, la incredulidad y algo más que conmovió el corazón de Isaac.—Me siento extraña —susurró Abby.En respuesta, Isaac acarició la mejilla de Abby, haciendo que ella cerrara los ojos en el acto y se dejara llevar por ese cúmulo de emociones que le embargaron y que le hacían sentir distinta, de una manera que ella no sabía explicar. Su cuerpo sufrió un espasmo cuando los labios de Isaac golpearon los suyos de nuevo, esta vez Abby intentó corresponder el beso, lo hizo de manera torpe, sus dientes golpearon con los de Isaac, pero no se alejó y menos cuando él
—¿Cuánto dinero cree que es suficiente para alejarme de su hijo? —preguntó Liam con seriedad.Donovan lo miró fijamente.—Te he dado un cheque en blanco, ten la seguridad que voy a pagarte la cantidad que escribas en él —respondió Donovan sin vacilación.Liam sonrió, cogió el cheque y el lapicero.—Anda, ponle un precio al amor que sientes por Nash —le instó.Liam bajó la mirada, fijó la punta del lapicero sobre el cheque y rayó.—Creo que no he sido lo suficientemente claro, señor Donovan, no hay dinero en el mundo que pueda comprar mis sentimientos por Nash, le guste o no, seguiremos siendo pareja —aseguró poniéndose de pie y mirando fijamente a Donovan.—Me estás diciendo ¿Qué lo amas sin importar nada?—Exactamente, es lo que estoy diciendo, señor, y no pienso seguir perdiendo mi tiempo con usted. Tengo mejores cosas que hacer —declaró Liam girándose para alejarse de la mesa.—¡Espera Liam! —gritó Donovan al ver las intenciones del periodista.—¡No voy a ceder a nada de lo que me
BautizoLuego de una tarde de comprar vestidos y zapatos, Cody invitó a Ava a cenar, no sin convertirse en el centro de atracción a dondequiera que iban o lugar al que entraban.—¿Tengo algo en el rostro? —preguntó Ava con duda, señalándose a sí misma.—No, ¿por qué? —cuestionó Cody mirándola de un lado y de otro.—Siento que la gente nos mira demasiado —se aventuró a decir.Cody no se había fijado en las personas, su atención estaba concentrada únicamente en Ava, la mujer que había derrumbado todas sus barreras y de quien se había enamorado hasta el tuétano.—Será porque estás con el hombre más guapo de la ciudad —respondió Cody con seducción.Ava entornó los ojos.—También puede ser debido a mi belleza, aunque soy modesta y prefiero pasar desapercibida —dijo con una sonrisa en los labios.Cody suspiró, aquel era el motivo por el cual se enamoraba más y más de Ava. Ella nunca lo miraba como alguien inalcanzable, menos le rendía pleitesía y le llevaba la contraria en la mayoría de las
Isaac no estaba muy seguro de tener el valor de enfrentar el pasado, no era cobardía, pero ser hombre no lo exoneraba de los sentimientos, era humano y el miedo se había convertido en su única compañía por muchos días. Muchos meses en los que únicamente deseó morir cada segundo del día. Sin embargo, ahora tenía la oportunidad de poner fin a aquella organización, si el destino quería que tuviese suerte ese fin de semana cerraría las puertas del pasado para siempre y que mejor que haciéndose justicia.Cuando la camioneta negra estacionó en una esquina de la ciudad, muy lejos de la casa de Abby, él no dudó en subir y marcharse. Lo hacía por él, por Abby y Daphne, ambas eran inocentes en todo aquel embrollo.Las siguientes horas, Isaac rindió declaración ante sus jefes, cuando la luz del sol anunció la llegada de un nuevo día, cientos de policías ocuparon sus lugares y rodearon la zona donde Isaac estuvo secuestrado.—¿Está seguro que quieres ser partícipe de esto? —preguntó su jefe viénd
Abby subió a la camioneta de su padre, James se había ofrecido a llevarla al aeropuerto para volver a casa luego de unos pocos días en familia.—¿Por qué tienes que irte tan pronto? —preguntó Bárbara subiéndose y sentándose a su lado.—No solicité permiso en la universidad para faltar. Además, tengo otras cosas de las cuales ocuparme —respondió tratando de apegarse a la verdad en medida de lo posible.Abby no estaba preparada para hablar a sus padres sobre Xavier y las sensaciones extrañas que le despertaba en el cuerpo y corazón.—¿Estás segura de que no tienes nada que decirnos? —preguntó James con seriedad, mirándola a través del retrovisor.Abby lo miró y sonrió.—No estoy segura de que sea un buen momento para hablar sobre un tema en particular, pero puedo decirles que quizá la próxima vez que venga de visita no lo haga sola —susurró al tiempo que James pisaba el freno de manera abrupta.—¡James! —gritó Bárbara por la acción repentina de su marido.—¿Qué quieres decir? —preguntó